9 sept 2012

COMENTARIO A LAS LECTURAS DOMINICALES. La cobardía de corazón



P. Mario Ortega. El mensaje de Dios para los así llamados “cobardes de corazón”, nos es presentado hoy claramente por el profeta Isaías: “sed fuertes, no temáis”. Luego, el cobarde de corazón es el que se muestra interiormente débil, indeciso, y además, tiene miedo. Debilidad y miedo van siempre de la mano y nunca se sabe bien qué va antes, si la una o el otro.

La cobardía de corazón es una clara falta de esperanza cristiana. El corazón que confía en Dios, en su Palabra, no será nunca un corazón cobarde. Los santos han sido siempre personas muy valientes, decididas, resueltas. Pensemos en un San Ignacio o en una Santa Teresa. Su confianza en Dios les ha hecho fuertes, capaces de superar todas las dificultades y mantener un ánimo optimista. Han sido grandes trabajadores por la paz y constructores de un mundo mejor.

Jesús cura a un sordomudo en el Evangelio de hoy. El cristiano cobarde de corazón es un sordomudo en su interior: se incapacita para escuchar la Palabra de Dios y con menos fuerzas aún se siente para proclamar el Evangelio. Cuando escasea la auténtica fe en Dios y la esperanza en su Palabra, comienzan a abundar los indecisos, timoratos y eternos adolescentes.

Cuántas veces, el hombre que se dice moderno por rechazar a Dios y pretende mostrarse fuerte confiándose en los “dioses” de este mundo (dinero, sexo, poder, etc.) se siente completamente desvalido – sordo y mudo – ante las grandes cuestiones que le sobrevienen continuamente: el final de su vida, la enfermedad o la injusticia que le puedan hacer sufrir…

Cristo viene como Salvador, como Amigo. Fortalece nuestro corazón cobarde, pequeño y asustadizo y lo lanza hacia el horizonte de los grandes ideales para los que hemos sido creados.

Por eso, el Beato Juan Pablo II no se cansaba de repetir: ¡No temáis, abrid vuestro corazón de par en par a Cristo!

P. Mario Ortega

1 comentario:

  1. gracias!!!!!lo utilizare para la jornada de padres de niños de 2° de comunion como siempre padre Mario, muy claro, muchas gracias por compartirlo! saludos desde Argentina.

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