En el programa de VenL emitido el miércoles 26 de marzo de 2014, entrevistamos al Padre Roberto Visier, sacerdote español del Instituto Secular Servi Trinitatis, actual párroco de San Nicolás de Bari en Ostia, Itatlia, sobre su nuevo nombramiento como subdirector general de la rama masculina.
RESUMEN DE LA ENTREVISTA
Su nombramiento como Subdirector General de la Rama Masculina de Servi Trinitatis: una nueva responsabilidad para el servicio
Está subrayando mucho el Papa Francisco, esto de que cada responsabilidad es un servicio y así es como hay que tomarla. Como una responsabilidad, como un modo de servir a la Iglesia universal. En este caso a través del Instituto Secular Servi Trinitatis. Según las constituciones de nuestro instituto, el Subdirector General tiene que ayudar en el gobierno al Director General, en este caso al padre Antonio Martínez Racionero, muy conocido en Argentina por su gran labor durante muchos años allí. Mi labor es ayudar, colaborar con él en la dirección del instituto. Me podría encomendar algún asunto en particular. Si no lo hace, el consejo, el apoyo, la cercanía y en todo lo que él me pida estoy totalmente disponible, que es lo que creo que tengo que hacer, estar en una gran disponibilidad. No estamos juntos geográficamente, porque él está en Madrid y yo estoy en Roma, pero hoy en día la comunicación es muy sencilla y si hay que hacer algún viaje, se hará. Todo sea para el bien del instituto secular y en servicio de la Iglesia.
Labores pastorales desempeñadas por el Padre Roberto Visier desde su ordenación sacerdotal
Me ordené de sacerdote en Cuenca [España] en el año 1993. Tenía solamente 23 años. Cumplí poco después 24. Era muy joven, y me mandaron a la ‘sierra prometida’: unos pueblos pequeños de la sierra baja de Cuenca, cerca de Teruel. Allí fui párroco de estos cuatro pueblecillos: Salvacañete, Alcalá de la Vega, El Cubillo, Algarra y algún tiempo Salinas del Manzano. Fue una experiencia muy bonita, con gente muy sencilla, comunidades muy pequeñas… Así me entrené para el ministerio sacerdotal… Después de tres años, salió el proyecto misionero en Venezuela. Fui con el P.Domingo Plaza a la ciudad de Valencia, en Venezuela, donde estuve doce años compartiendo esta gran labor pastoral, en el sentido de enorme por la cantidad de gente de la parroquia Sagrada Familia de Ricardo Urriera. Después de 12 años, regresé a España para intentar atender otros proyectos de Servi Trinitatis, que se quería abrir a los Estados Unidos y también a Roma. Al final salió primero Roma y nos ofrecieron la pastoral universitaria en la Universidad Tor Vergata. Allí he estado ejerciendo, cuatro años prácticamente, como capellán universitario. Ha sido una experiencia nueva, distinta, porque la pastoral universitaria es distinta al trabajo en parroquia. He aprendido mucho, aprendí a hablar italiano con los universitarios, fue mi escuela de italiano. Después esta gran sorpresa, este gran don de la parroquia San Nicolás de Bari en Ostia, junto al mar, dentro de la misma diócesis de Roma, que hemos empezado hace seis meses y que es un gran reto y una labor maravillosa por la riqueza que tiene trabajar en una parroquia.
Valoración personal de la situación actual de pobreza en Venezuela
Después de doce años, uno tiene grabado en el corazón esa tierra que llaman tierra de gracia de Venezuela y se vive con mucha preocupación la situación actual. La situación económica, por lo que he podido leer en unos artículos, es dramática, por la inflación galopante que está entre las más grandes del mundo; por el desabastecimiento de cosas muy necesarias, de alimentos necesarios, de artículos de primera necesidad. Y luego la situación política, que ya es muy larga, de este gobierno de estilo populista, neo-marxista y sin entrar en disquisiciones políticas, ha creado un clima de confrontación, de declarar enemigos todos los que no apoyan el gobierno. Eso ha dividido en dos el país… Es muy triste que esto ocurra, que se descalifique y se llame enemigo simplemente al que piense políticamente distinto. Eso influye también en ese ambiente social de enfrentamiento político acentuado por la violencia que hay en las calles, por la delincuencia, por la corrupción política y la corrupción en todos los campos, también de la vida económica. El ambiente es muy difícil y eso, ya llegando… a la parte pastoral de nuestras parroquias en Valencia y en Caracas, se deja sentir, porque a la gente le falta libertad para participar de las actividades de la parroquia sobre todo de noche. Están tan oprimidos, tan angustiados por situaciones sociales y económicas que les falta el empuje para entregarse a una vida de fe más intensa o de evangelización, que es una urgencia en todo el mundo y también en Venezuela. En contactos que he tenido con el P.Domingo, el P.Carlos y también con el P.Roger, que hay que subrayar que él creció en la parroquia Sagrada Familia de Valencia y ahora el P.Carlos es el párroco de la Sagrada Familia y Roger está ayudando al P.Domingo en Caracas, toda esta situación que vive el país hace que la gente viva angustiada. También quizá busca ese refugio en la fe, esa esperanza que ofrece la fe cristiana, pero naturalmente tienen que ir de la mano: la reconstrucción social y económica del país con el crecimiento de los valores cristianos, que son el fundamento de la paz social y de la familia.
Una nueva misión en Roma: la Parroquia San Nicolás de Bari en Ostia
La primera reacción fue de sorpresa, porque una institución pequeña como todavía es Servi Trinitatis, que está en la diócesis de Roma desde hace muy poco tiempo, uno no se espera que le vayan a confiar una parroquia. Y sin embargo el Cardenal Vallini quiso hacer este acto de confianza, este gesto de confianza en Servi Trinitatis, en nuestras personas, en mí y en el P.Mario Ortega. La recibimos con mucha sorpresa, a la vez con alegría y con agradecimiento por la confianza del Cardenal Vallini, que expresa también de algún modo la confianza del Papa, porque Vallini es el Vicario del Papa que es el Obispo de Roma. Y naturalmente a la sorpresa, a la alegría, al agradecimiento de este don, asumir esta gran responsabilidad, este desafío de trabajar en una parroquia bastante poblada de la periferia de Roma, una zona difícil, donde hay un sector de la población de clase media baja, donde hay también pobreza, de gente que ha quedado sin trabajo o de extranjeros que viven en condiciones de marginalidad. Algunos también de clase media, incluso de clase media alta, aunque sobre todo muchos jubilados. Es un ambiente bastante variado. Tenemos bastantes niños, porque hay colegios muy cercanos, e incluso si no viven en el territorio de la parroquia llevan los niños a la catequesis en los días de semana, entre semana. Es una parroquia viva, con muchas necesidades espirituales e incluso materiales, con un trabajo social que hay que hacer también, porque la situación económica en Italia es difícil, pero con todos estos alicientes de trabajar con los niños, desde el niño que se bautiza hasta el anciano que necesita ser asistido y ayudado para bien morir. Esta riqueza de la vida parroquial. Así que estamos con este gran entusiasmo y poniéndonos en manos de Dios para realizar esta labor.
Valoración personal sobre el cambio idiomático del español al italiano
Debo decir que para un español hablar bien el italiano es difícil, pero no hacerse entender. Quiero decir que como hay mucha semejanza entre los idiomas, fácilmente se mezcla. Y entonces empiezas a hablar itañol o español italiano. Es fácil mezclarlo en algún porcentaje de tu conversación. Pero como te entienden bien y además al italiano no le suena mal el acento español, más bien le agrada, no es difícil. No es como nuestros compañeros que están en Estados Unidos, pues siempre el inglés hablado con acento español no debe sonar muy bien. Sin embargo, al italiano no le disgusta el acento español. En ese sentido creo que después de cerca de cinco años que estoy en Italia y Mario cerca de tres, no hay problema de comunicación. Sí, nunca es como hablar en la lengua madre, pero nos entendemos bien.
Un abrazo y oraciones a todos les pido en este momento por esta nueva responsabilidad y por la parroquia San Nicolás de Bari. Un abrazo muy fuerte.
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