14 dic 2013

OPINIÓN. Profecía: ¿Mentira, mito o realidad?


Fray Tuk. Jesús menciona dos tipos de profecías en este pasaje: de Isaías sobre el Mesías, y de Malaquías sobre el Precursor del Mesías. Mt 11, 2-11.



Profecías sobre el Mesías.

Algunos discípulos del Bautista tienen dudas. Jesús, para mostrar que Él mismo en persona es el Mesías, el que Viene (ὁ ἐρχόμενος), cita profecías de Isaías que se han cumplido en Él: ciegos ven, cojos caminan, sordos oyen, la Buena Noticia se anuncia a los pobres (cf. Is 35, 5-6; 61, 1). Tan fascinante es que Jesús hubiese hecho esos milagros como que estos acontecimientos estuviesen anunciados ya cientos de años antes por quienes profetizaron la venida del Mesías.

Profecía sobre el Precursor del Mesías.

Jesús reconoce que el Bautista es profeta y más que profeta. Y un profeta es alguien elegido por Dios como mensajero Suyo. Las multitudes acuden a Juan precisamente porque ven en él a un portavoz de Dios, y Jesús les confirma que no están equivocados, porque Juan es éste acerca del cual ha sido escrito: ‘He aquí que Yo envío Mi mensajero (ἄγγελόν) delante de tu Rostro (προσώπου), el cual preparará tu camino delante de ti (Ml 3, 1). En este pasaje de Malaquías, Dios (Yo) habla a su Mesías (Rostro) sobre un precursor del Mesías (Mi mensajero) enviado por el mismo Dios para preparar la llegada del Mesías. Profecía: ¿Mentira, Mito o Realidad?

No cabe duda de que los libros de Isaías y Malaquías hicieron tales profecías siglos antes del nacimiento de Juan y de Jesús, sobre el Precursor y sobre el Mesías. Los judíos observantes, que no creen en la mesianidad de Jesús, son todavía hoy en día testigos de ello.

¿Mentira?: ¿Ese personaje histórico llamado Jesús, o bien sus biógrafos, engañaron a sus contemporáneos y a millones y millones de personas durante dos milenios haciendo creer que Jesús era históricamente el Mesías de las antiguas profecías? Sea por demencia, buena voluntad o malicia de su fundador o de sus biógrafos, el cristianismo sería en esta hipótesis un gran engaño; con todos los efectos benéficos que se quieran constatar, pero falsario en definitiva.

¿Mito?: ¿Juan Bautista y Jesús, con mayor o menor fundamento histórico, son personajes de un mito formado por quienes escribieron los Evangelios para difundir un mensaje religioso nuevo? En esta hipótesis, el cristianismo sería una ideología humana, lo más benéfica que se quiera, pero en todo caso humana, que no divina.

¿Realidad?: ¿Los libros de Isaías y Malaquías contienen realmente mensajes de Dios para el futuro, que se cumplen en las personas históricas de Juan Bautista y de Jesús como Precursor y Mesías respectivamente? El cristianismo es, en esta hipótesis, obra del mismo Dios. Del Dios que anunció antiguamente que vendría el Mesías. Y ese Mesías es Jesús. Y su Precursor el Bautista. Y verdadero lo que nos cuentan los Evangelios sobre Jesús.

Concilio Vaticano II y certeza católica.

Esta tercera es la enseñanza de la Iglesia Católica: la gozosa certeza de que Dios ha hablado por los profetas y se ha hecho hombre en Jesús de Nazaret. Recordemos lo que enseña el Concilio Vaticano II en Dei Verbum 19, voluntariamente silenciado o tergiversado por los ideólogos del ‘Espíritu del Concilio’ (con toda la buena voluntad que se quiera) que parecen aborrecer su letra clara y diáfana:

“La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo. Los Apóstoles, ciertamente, después de la ascensión del Señor, predicaron a sus oyentes lo que Él había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu de verdad. Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de proclamación de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús. Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes "desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra" para que conozcamos "la verdad" de las palabras que nos enseñan (cf. Lc 1,2-4)”.

@fraytuk

Publicado en Certeza católica.
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