OPINIÓN. Fray Tuk. El pasado miércoles 12 de mayo, Benedicto XVI consagró a todos los sacerdotes del mundo al Inmaculado Corazón de María en la moderna y amplísima Iglesia de la Santísima Trinidad en Fátima. Estimo especialmente significativas las palabras de la oración que parecen componer un elenco de tentaciones características del sacerdote:
- Rebajar el sentido sagrado del ministerio: “Ayúdanos, con tu poderosa intercesión, a no desmerecer esta vocación sublime”.
- Buscar el propio provecho en la acción pastoral: “Ayúdanos a no ceder a nuestros egoísmos”; “queremos ser pastores que no se apacientan a sí mismos”.
- Obsesionarse por caer simpático y acomodarse a la mentalidad ambiental: “Ayúdanos a no ceder a las lisonjas del mundo”.
- Ceder a la sensualidad: “Presérvanos con tu pureza”.
- Creerse superiores: “Cuídanos con tu humildad”.
- Descuidar la celebración de la Misa y la disponibilidad para confesar: “queremos ser Apóstoles de la Divina Misericordia, llenos de gozo por poder celebrar diariamente el Santo Sacrificio del Altar y ofrecer a todos los que nos lo pidan el sacramento de la Reconciliación”.
- Sucumbir a la prueba de la soledad: “Que tu presencia haga reverdecer el desierto de nuestras soledades”.
- Buscar el propio provecho en la acción pastoral: “Ayúdanos a no ceder a nuestros egoísmos”; “queremos ser pastores que no se apacientan a sí mismos”.
- Obsesionarse por caer simpático y acomodarse a la mentalidad ambiental: “Ayúdanos a no ceder a las lisonjas del mundo”.
- Ceder a la sensualidad: “Presérvanos con tu pureza”.
- Creerse superiores: “Cuídanos con tu humildad”.
- Descuidar la celebración de la Misa y la disponibilidad para confesar: “queremos ser Apóstoles de la Divina Misericordia, llenos de gozo por poder celebrar diariamente el Santo Sacrificio del Altar y ofrecer a todos los que nos lo pidan el sacramento de la Reconciliación”.
- Sucumbir a la prueba de la soledad: “Que tu presencia haga reverdecer el desierto de nuestras soledades”.
Cada una de estas peticiones a María que Benedicto XVI nos ha regalado constituye un antídoto maravilloso contra esa acción que Satanás ejerce contra el sacerdote y que al Papa no le pasa inadvertida: “Ayúdanos, con tu poderosa intercesión, a no ceder a las tentaciones del Maligno”. Y no perdamos de vista que toda la oración de consagración al Corazón Inmaculado de María previene de uno de los peores peligros para el sacerdote: olvidar que María es Madre de los sacerdotes.
Fray Tuk.
ACTO DE CONSAGRACIÓN DE LOS SACERDOTES AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/prayers/documents/hf_ben-xvi_20100512_affidamento-fatima_sp.html
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Muy bueno.
ResponderEliminarGenial Benedicto (como siempre).
Y bien el "rescate" para el blog.
Gracias.
"Obsesionarse por caer simpático y acomodarse a la mentalidad ambiental": ¡Qué retrato más exacto... de una actitud tan frecuente en los sacerdotes! Algo que es tan opuesto a la caridad, aunque pueda parecer lo contrario.
ResponderEliminarObsesionarse por caer simpático y acomodarse a la mentalidad ambiental es actitud propia de necios vanidosos acomplejados.
La verdadera caridad son las actitudes al estilo de Jesucristo, que en muchas ocasiones no caía nada simpático ni se acomodaba a la mentalidad ambiental, sino a la verdad y a lo que el Padre le pedía.
Sí: Señor, ayúdanos a todos, pero especialmente a los sacerdotes, a no ceder a las lisonjas del mundo.