31 may 2010

Mentiras sobre los abusos


OPINIÓN. P. Roberto Visier. Es admirable la postura del Papa Benedicto XVI, que ha querido una total transparencia en este asunto. Ha condenado los abusos sin paliativos para no dejar lugar a ninguna duda. Sin embargo, es evidente que los enemigos de la Iglesia han aprovechado muy bien la ocasión para atacar brutalmente a la Iglesia y al Papa. Los medios de comunicación han jugado en este sentido un papel decisivo.

Han sido tantos los artículos escritos, los programas de radio y televisión sobre el tema de los abusos “dentro de la Iglesia”, que se ha podido, y a veces se ha querido, dar una imagen deformada del problema. Hace poco escuché el siguiente comentario a un profesional de la comunicación: “hoy en día si crucificas a un sacerdote todo el mundo te aplaude, pero si hablas bien de un sacerdote te crucifican a ti”.

Quisiera hacer una apretada síntesis de las conclusiones erradas que se han podido crear en la opinión pública y hacer una breve aclaración, sobre todo puntualizando “lo que no se suele decir por los medios”:

• Algunos piensan que la mayoría de los sacerdotes son pederastas. Esto es falso porque el porcentaje no pasa del 0,5 % del total, lo cual es siempre demasiado, pero significa que más del 99,5 % de los sacerdotes no son así.

• Como consecuencia las instituciones educativas de la Iglesia no serían fiables. Se han escuchado por los medios los tristes testimonios de numerosas víctimas, pero no se escuchan los testimonios de los millones que han sido educados en los valores cristianos y están orgullosos y agradecidos. La Iglesia será siempre una gran educadora.

• Muchos dicen que el celibato es la causa principal del desorden de los sacerdotes pederastas, porque les conduce a un desequilibrio afectivo que les empuja a este tipo de “desahogos sexuales”. Lo que no se dice es que la mayoría de los pederastas son homosexuales y esta sería verdaderamente una de las principales causas.

• Para otros la pederastia ha nacido en la Iglesia por defender una moral sexual anticuada y errada. En realidad, el problema de la pederastia (aunque haya existido siempre) se ha agigantado por la revolución sexual del siglo XX que promovió el sexo libre. Las grandes redes de pornografía infantil, de turismo sexual y tráfico de menores no han nacido en la Iglesia. Son el fruto de la gran demanda que existe en un mundo erotizado hasta el absurdo. Los casos se han multiplicado dentro de la Iglesia en los lugares donde los católicos (obispos, sacerdotes y laicos) se han apartado de la moral tradicional de la Iglesia.

Como conclusión habría que recordar que las políticas de muchos gobiernos y organismos internacionales (incluida la ONU) sobre la llamada “salud sexual” promueven cada vez más una educación que invita a los jóvenes, a los adolescentes e incluso a los niños a la promiscuidad. Se promueve así la doctrina de autores como Simone de Beauvoir o Alfred Kinsey que son favorables a la pederastia. Esta es la paradoja: los que gritan al mundo lo terrible que es un sacerdote pederasta (y tienen razón) son los que después más promueven las verdaderas causas de esta plaga social.

P. Roberto Visier.
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