
P. Mario Ortega. Son muy interesantes las coincidencias entre la primera lectura y el Evangelio de hoy. Coincidencia de situaciones sucedidas en torno a Moisés y a Jesús y coincidencia de reacciones habidas por parte de los discípulos de ambos. Muy lejanas estas situaciones en el tiempo, pero que nos demuestran que el ser humano es siempre igual… de envidioso. Porque a unos y a otros les sienta muy mal que haya competencia a su misión de ser los “oficialmente buenos”. "No es de los nuestros". En estos términos se queja al Maestro su discípulo Juan. La tentación es muy humana y, como vemos, no están exenta de ella los más cercanos, ni a Moisés, ni al mismo Jesucristo. Dios “trabaja con estos mimbres”, lo cual ya es una primera lección de humildad y de paciencia por parte de Dios. Y que demuestra que la obra es divina, porque si fuese sólo humana… ¡dónde estaría ya!