Viernes 15 de abril de 2011.
RESUMEN VenL. Marzuki Darusman, el nuevo Observador especial de la ONU para los Derechos Humanos en Corea del Norte, explica que el sistema judicial carece de independencia del régimen. Existe en el país un "sistema de justicia paralelo" que no respeta ninguna de las garantías procesales de los acusados, y que sirve para ejercer un mayor control sobre los ciudadanos. Todos los ciudadanos coreanos o extranjeros que caen en las sentencias de estos procesos, son enviados a campos de concentración donde los detenidos son sometidos regularmente a torturas y tratos crueles e inhumanos. Los disidentes políticos y sus familias, a menudo detenidos de por vida, sufren el hambre y los trabajos forzosos. Entre ellos se encuentran los prisioneros por conciencia y por religión y, según un informe hay más de 50.000 cristianos. A pesar de la difícil situación, se estima que los cristianos en Corea son actualmente alrededor de 400.000.
Noticia en Ecclesia.
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