(...viene de 'En Cuaresma, Jesús nos lleva al desierto. I')
P. Rafael Pérez. Jesús nos enseña a responder a la tentación con el testimonio de su propia vida. Así nos lo muestra en el desierto. Contesta con la obediencia amorosa a la voluntad del Padre expresada en su Palabra.
Primera tentación: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”
Cuántas veces nosotros buscamos una solución “fácil” para nuestra vida cristiana: sacudirnos la cruz del hombro, buscar lo que reconforta a nuestra naturaleza y sacia nuestros sentidos aunque se oponga a la voluntad del Padre. Por eso ahora, respondamos con Jesús: “Escrito está: no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
Segunda tentación: “Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues escrito está: A sus ángeles encargará que te tomen en sus manos…”
La tentación era sutil: si Jesús desciende de las alturas rodeado de ángeles, triunfará y será reconocido como el Mesías enviado de Dios pues así lo esperaban los judíos. Cuántas veces nos tienta el esplendor que da el poder. Tener autoridad sobre los demás. Ocupar cargos que nos revistan de dignidad ante los ojos de los otros. En el fondo es querer desafiar el poder de Dios. Por eso, ahora respondamos con Jesús: “También está escrito: no tentarás al Señor tu Dios”
Tercera tentación: “Todo esto te daré si me adoras de rodillas”
También nos tientan las falsas promesas de una vida llena de bienestar: calidad de vida, consumo, confort, seguridades materiales para resolver toda necesidad humana… En una palabra: rendir culto a los dioses de este mundo para conseguir poseer todo lo que prometen. Por eso, ahora respondamos con Jesús: “Apártate, Satanás, porque escrito está, al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo darás culto”
No olvidemos que Jesús, que fue sometido a la tentación, no en vano nos enseño a orar al Padre diciendo: “no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal”.
Cuántas veces nosotros buscamos una solución “fácil” para nuestra vida cristiana: sacudirnos la cruz del hombro, buscar lo que reconforta a nuestra naturaleza y sacia nuestros sentidos aunque se oponga a la voluntad del Padre. Por eso ahora, respondamos con Jesús: “Escrito está: no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
Segunda tentación: “Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues escrito está: A sus ángeles encargará que te tomen en sus manos…”
La tentación era sutil: si Jesús desciende de las alturas rodeado de ángeles, triunfará y será reconocido como el Mesías enviado de Dios pues así lo esperaban los judíos. Cuántas veces nos tienta el esplendor que da el poder. Tener autoridad sobre los demás. Ocupar cargos que nos revistan de dignidad ante los ojos de los otros. En el fondo es querer desafiar el poder de Dios. Por eso, ahora respondamos con Jesús: “También está escrito: no tentarás al Señor tu Dios”
Tercera tentación: “Todo esto te daré si me adoras de rodillas”
También nos tientan las falsas promesas de una vida llena de bienestar: calidad de vida, consumo, confort, seguridades materiales para resolver toda necesidad humana… En una palabra: rendir culto a los dioses de este mundo para conseguir poseer todo lo que prometen. Por eso, ahora respondamos con Jesús: “Apártate, Satanás, porque escrito está, al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo darás culto”
No olvidemos que Jesús, que fue sometido a la tentación, no en vano nos enseño a orar al Padre diciendo: “no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal”.
Continuará...
P. Rafael Pérez.
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