11 sept 2010

La "ley natural" y la "racionalidad" de los homosexualistas



OPINIÓN. Fray Tuk. LHV se hacía eco el pasado jueves del  interesante discurso de Benedicto XVI a los representantes de la oficina de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa. En él resaltaba el Papa que los derechos humanos no dependen de "decisiones legislativas o sentencias de los tribunales particulares", sino que "estos valores, derechos y deberes están arraigados en la dignidad natural de toda persona". Existe, por tanto una ley natural, independiente de la opinión de las mayorías, que otorga a los hombres unos derechos fundamentales. Las leyes humanas no son justas simplemente porque hayan sido aprobadas por el parlamento y el senado de una nación, sino cuando tutelan y promueven los derechos naturales de los que goza toda persona. Lo paradójico es que hasta aquí están de acuerdo cristianos y homosexualistas. "Los derechos fundamentales no pueden estar sujetos a votación, ni pueden depender del resultado de ninguna elección" dijo recientemente el homosexualista juez Walker. El mismo concepto que expuso Benedicto XVI. La cuestión es: ¿cuáles son esos derechos fundamentales?

Los homosexualistas defienden que el gaymonio y la adopción por parte de parejas homosexuales son derechos naturales. Paradigmática es la sentencia del juez federal californiano Vaughn Walker del pasado 4 de agosto de 2010, en la que anula la decisión de los californianos (61% contra el gaymonio, 32% a favor), expresada en referendum el 5 de noviembre de 2008, que introdujo en la Declaración de Derechos del Estado de California la afirmación de que "el único matrimonio válido en California era el formado por un hombre y una mujer". El Juez Walker argumentó así:
  1. El matrimonio es un derecho natural.
  2. El gaymonio no es un "nuevo derecho", sino una nueva forma de ejercer ese derecho ya existente al matrimonio.
  3. Los derechos fundamentales no pueden estar sujetos a votación, ni pueden depender del resultado de ninguna elección.
    Así, el juez Walker se autoconstituyó vocero de la naturaleza humana contra la opinión nada más y nada menos que del 61% de los californianos, proclamando solemne y autoritativamente: "el gaymonio es un derecho natural".

    Benedicto XVI, por su parte, basándose en la mejor tradición milenaria del pensamiento filosófico y teológico sobre la dignidad del hombre como criatura predilecta de Dios, destaca en el discurso arriba mencionado la "inviolabilidad, inalienabilidad e indivisibilidad" de los principios de "la vida humana, desde su concepción hasta la muerte natural; del matrimonio, basado en el don exclusivo e indisoluble de sí entre un hombre y una mujer, y de la libertad de religión y de educación", y apunta el camino para demostrar cuáles son verdaderamente los derechos fundamenteales de las personas al afirmar que son "accesibles a la razón humana", porque tienen un "fundamento objetivo racional". Asimismo, el juez Walker había hablado en su sentencia de la "irracionalidad" de la prohibición del gaymonio.

    Por lo tanto, es en el campo de los argumentos en el que se debería llevar a cabo el debate. Y es precisamente en ese campo donde se ve toda la manipulación de la verdad y de la información por parte de los homosexualistas, como quedó de manifiesto en las "prácticas corruptas" y "presiones infames" del gobierno K para aprobar el gaymonio frente a más del 80% de argentinos que se oponían. ¿Por qué recurren principalmente al insulto para desacreditar a los que afirman que el matrimonio es entre varón y mujer? ¿Por qué ocultan los datos de infidelidad, rupturas y violencia en las parejas homosexuales, absolutamente superiores a los porcentajes de los heterosexuales? ¿Por qué silencian noticias como la del divorcio de la pareja lesbiana que impuso el matrimonio gay en Massachusetts? ¿Por qué intimidan con denuncias a los obispos que ofrecen las razones de la doctrina de la Iglesia contra el gaymonio? ¿Por qué se convierten en portavoces de todos los homosexuales cuando hay muchos, quizá la mayoría, que están en contra del gaymonio y de la adopción?

    Probablemente todo este proceder sucio para imponer sus ideas sea la razón más clara para demostrar la sinrazón de los homosexualistas. Y que ellos no defienden algo natural, sino el imperio de su voluntad.

    Fray Tuk.
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