Archivo. Entrevista realizada el 14 de enero de 2009 a la Hermana Juani, religiosa española de las Hermanas Esclavas de Cristo Rey, en Lomas de Zamora, Buenos Aires.
Más de cuarenta años de vida religiosa
“Entregarse a Jesús merece la pena y cada día te sientes más plena. Jesús te llena... Es fascinante... Jesús, dice el Evangelio, que es el más hermoso de los hombres. Nada más que por eso merece la pena seguirlo... Si Jesús lo es todo para una vida religiosa consagrada, lo es para mí. Cada día me siento más feliz de haber elegido este camino y uno de los datos que más... me ha ensanchado el corazón es ver la universalidad de Dios... Una vez que uno atraviesa el Atlántico se da cuenta que hay otro mundo muchísimo más grande... Ciertamente tenemos que ir a todos los lugares donde Él está para poder manifestarlo, para poder decir a la gente lo grande que es, cómo nos ama. A veces tenemos un poco de reparo y pensamos que Dios es castigador... Jesús se hizo un niño pequeño. A Él no le tenemos ningún miedo. Al contrario, nos enternece... La infancia de Jesús es un corazón... que fue creciendo... en amor, en ternura hacia todos, especialmente a los pobres, a los enfermos. Eso es lo que tenemos que ser para el mundo de hoy los religiosos y las religiosas: ternura y amor para cada uno de estos que se nos acercan”.
Nuevo destino: "te ayuda a renovar tu vocación"
“Si llevo cuarenta años de religiosa no soy una persona joven... En un primer momento me sentía diciendo 'yo ya no puedo ir a una fundación, a una casa nueva', me parecía que tenían que ir otras personas con más vitalidad, más energía, mas impulso... Yo soy la mayor de las que vamos. Somos cuatro... Vamos a una ciudad de Córdoba... La casa es de unos padres salesianos. Después de ese primer momento, cada día tengo más ilusión por ir... y te ayuda a renovar tu vocación, ver que todavía una es útil, que todavía el Señor se sigue fiando. Todo eso ensancha el corazón, humanamente y espiritualmente..." Estuve muchos años de superiora, pero ya no lo soy. Hay que dejar paso a otras personas porque tienen ideas nuevas... Tenemos que dejar un poquito para que ellos agarren las riendas... Cada superior trae algo nuevo y cuando llevamos mucho tiempo no tenemos tanta novedad pero con mucha ilusión lo dejamos para que puedan hacerlo otros… lo importante para nosotros... es el ser... y la ilusión, la entrega del corazón... Yo tengo mucha alegría y mucho deseo de transmitir eso que siento”.
__________
RESUMEN DE LA ENTREVISTA
Venerable Pedro Legaria, fundador de las Hermanas Esclavas de Cristo Rey
El fundador de la orden de la Congregación de las Hermanas de Cristo Rey, Venerable Pedro Legaria, "tenía el propósito de realizar Ejercicios Espirituales para las personas del pueblo donde vivía, y comenzó haciéndolos como una casa de campo... Allí permanecían durante dos, tres días, según lo que podía cada uno... Vio que eso daba mucho fruto y hacía mucho bien a las personas. Se sintió como inspirado por Dios para fundar una congregación femenina que atendiera a esos grupos, pero alojándolos en un nivel completamente integral, no sólo la acogida en la casa, sino también acompañándolos en esos días de retiro, sirviéndolos, preparándoles para la confesión... Poco a poco fue viendo la manera... En su parroquia había muchachas jóvenes muy piadosas, y pensó que ellas serían las más adeptas para esa misión. Reunió a tres de ellas. Las tuvo formando unos años. Hacían vida de oración y además iban instruyéndose en lo que podía ser el trabajo que iban a realizar en una Casa de Ejercicios. Ahora estamos extendidas por Europa, América… Los países de Europa serían Italia, España. En América estamos en México, en Panamá, Venezuela, Colombia y Argentina".
Labor de una religiosa de la congregación
“Como congregación de carisma ignaciano, el primer apostolado son los ejercicios. Nuestro trabajo... sería hacer todo por el grupo que viene a la casa. Ya desde que nos levantamos nuestra vida y nuestra oración está abocada al fruto espiritual de cada ejercitante..., a cada persona que viene a hacer su convivencia, tener un encuentro con Jesús... Muchas veces nada más se ve un trabajo un poco doméstico...: poner el comedor, servir, recoger, que la casa esté muy preparada. Todo eso lo valoran... Tiene su importancia, pero más que todo está en nuestro ser, porque llevamos una impronta de que lo hacemos por ellos, y para que su encuentro con Jesús sea pleno, para que tengan un mayor conocimiento de Él, para que después puedan divulgarlo en su experiencia a los demás, acompañamos, preparamos, les vamos instruyendo en la vida cristiana. También los animamos... El padre (sacerdote) tiene su labor importante, pero a veces no puede llegar a todos. Nosotros, en la medida que podemos, los acompañamos. En otros casos hay hermanas que los atienden todo el día con sus charlas, sus orientaciones y los padres vienen para celebrar la Santa Misa y atender en el Sacramento de la Penitencia. La gente nos agradece mucho y más de una vez nos manifiesta que nosotras mismas les hemos transmitido a Jesús sin predicarlo, simplemente con nuestra acogida, con nuestra forma sencilla de servirlos y esa alegría que ven reflejada en cada una de las hermanas”.
Vocación de la hermana Juani
“Al ser de una ciudad pequeña… Pamplona, el ambiente religioso era lo que más llegaba en aquel tiempo. Entonces no era de extrañar que sucedan muchas vocaciones. Solíamos ir mucho a las Casas de Ejercicios, de hermanas que las regentaban y en el caso mío yo vivía muy cerca de la casa, veía mucho a las hermanas y desde muy pequeñas ellas nos invitaban a hacer convivencias y reuniones... Las conocíamos por los hábitos, pero no entendíamos nada de ellas. Nos invitaron a una convivencia y yo sentía una cosa especial hacia Dios, floreciente, y el padre en aquellos Ejercicios... nos habló de lo que era la vocación religiosa. Él nos la presentaba como un llamado de Dios... En mi tierra nieva mucho..., yo veía ese llamado de Dios como desde la cumbre, desde arriba de esa montaña... nevada. Yo tenía que escalar esa montaña para oír ese llamado y escuchar allí a Dios... La tenía que subir... Es un poco difícil, pero el padre nos hablaba de que la dificultad no tiene que asustarnos, porque Jesús va adelante nuestro..., entonces vi ese llamado de Dios para mí. Llegar a la cumbre y desde allí ver al Señor… Y como nos hablaban mucho de san Francisco Javier, también queríamos ser como él, misioneras... Ese fue el primer indicio del llamado... Salí de esa convivencia de chicas y eso me ligó a una relación de oración, de apostolado... hasta que con el tiempo vi claro que Dios me llamaba a la vida religiosa... Me entregué a ella con mucha ilusión y con un deseo grande... Lo que tenemos que hacer es entregarnos de verdad a Él y desde ahí entregarnos a los hombres, es decir, a la misión específica que cada congregación tiene. No se puede dar una sola cosa, ni siquiera las monjas de clausura al estar encerradas viven sólo para sí y para Dios; viven también una misión apostólica y una dimensión grande desde su corazón. Tenemos que lanzarnos allá donde la congregación, por medio de la obediencia, nos manda salir; donde creen que podemos hacer un apostolado, tener un trato directo con aquellas personas que nos necesitan, no sólo en las casas de ejercicios sino también en los colegios, en los barrios, en obras sociales y todo aquello que hoy la Iglesia está pidiendo de nosotras”.
Labor de una religiosa de la congregación
“Como congregación de carisma ignaciano, el primer apostolado son los ejercicios. Nuestro trabajo... sería hacer todo por el grupo que viene a la casa. Ya desde que nos levantamos nuestra vida y nuestra oración está abocada al fruto espiritual de cada ejercitante..., a cada persona que viene a hacer su convivencia, tener un encuentro con Jesús... Muchas veces nada más se ve un trabajo un poco doméstico...: poner el comedor, servir, recoger, que la casa esté muy preparada. Todo eso lo valoran... Tiene su importancia, pero más que todo está en nuestro ser, porque llevamos una impronta de que lo hacemos por ellos, y para que su encuentro con Jesús sea pleno, para que tengan un mayor conocimiento de Él, para que después puedan divulgarlo en su experiencia a los demás, acompañamos, preparamos, les vamos instruyendo en la vida cristiana. También los animamos... El padre (sacerdote) tiene su labor importante, pero a veces no puede llegar a todos. Nosotros, en la medida que podemos, los acompañamos. En otros casos hay hermanas que los atienden todo el día con sus charlas, sus orientaciones y los padres vienen para celebrar la Santa Misa y atender en el Sacramento de la Penitencia. La gente nos agradece mucho y más de una vez nos manifiesta que nosotras mismas les hemos transmitido a Jesús sin predicarlo, simplemente con nuestra acogida, con nuestra forma sencilla de servirlos y esa alegría que ven reflejada en cada una de las hermanas”.
Vocación de la hermana Juani
“Al ser de una ciudad pequeña… Pamplona, el ambiente religioso era lo que más llegaba en aquel tiempo. Entonces no era de extrañar que sucedan muchas vocaciones. Solíamos ir mucho a las Casas de Ejercicios, de hermanas que las regentaban y en el caso mío yo vivía muy cerca de la casa, veía mucho a las hermanas y desde muy pequeñas ellas nos invitaban a hacer convivencias y reuniones... Las conocíamos por los hábitos, pero no entendíamos nada de ellas. Nos invitaron a una convivencia y yo sentía una cosa especial hacia Dios, floreciente, y el padre en aquellos Ejercicios... nos habló de lo que era la vocación religiosa. Él nos la presentaba como un llamado de Dios... En mi tierra nieva mucho..., yo veía ese llamado de Dios como desde la cumbre, desde arriba de esa montaña... nevada. Yo tenía que escalar esa montaña para oír ese llamado y escuchar allí a Dios... La tenía que subir... Es un poco difícil, pero el padre nos hablaba de que la dificultad no tiene que asustarnos, porque Jesús va adelante nuestro..., entonces vi ese llamado de Dios para mí. Llegar a la cumbre y desde allí ver al Señor… Y como nos hablaban mucho de san Francisco Javier, también queríamos ser como él, misioneras... Ese fue el primer indicio del llamado... Salí de esa convivencia de chicas y eso me ligó a una relación de oración, de apostolado... hasta que con el tiempo vi claro que Dios me llamaba a la vida religiosa... Me entregué a ella con mucha ilusión y con un deseo grande... Lo que tenemos que hacer es entregarnos de verdad a Él y desde ahí entregarnos a los hombres, es decir, a la misión específica que cada congregación tiene. No se puede dar una sola cosa, ni siquiera las monjas de clausura al estar encerradas viven sólo para sí y para Dios; viven también una misión apostólica y una dimensión grande desde su corazón. Tenemos que lanzarnos allá donde la congregación, por medio de la obediencia, nos manda salir; donde creen que podemos hacer un apostolado, tener un trato directo con aquellas personas que nos necesitan, no sólo en las casas de ejercicios sino también en los colegios, en los barrios, en obras sociales y todo aquello que hoy la Iglesia está pidiendo de nosotras”.
Sierra de Urbasa en Navarra
Más de cuarenta años de vida religiosa
“Entregarse a Jesús merece la pena y cada día te sientes más plena. Jesús te llena... Es fascinante... Jesús, dice el Evangelio, que es el más hermoso de los hombres. Nada más que por eso merece la pena seguirlo... Si Jesús lo es todo para una vida religiosa consagrada, lo es para mí. Cada día me siento más feliz de haber elegido este camino y uno de los datos que más... me ha ensanchado el corazón es ver la universalidad de Dios... Una vez que uno atraviesa el Atlántico se da cuenta que hay otro mundo muchísimo más grande... Ciertamente tenemos que ir a todos los lugares donde Él está para poder manifestarlo, para poder decir a la gente lo grande que es, cómo nos ama. A veces tenemos un poco de reparo y pensamos que Dios es castigador... Jesús se hizo un niño pequeño. A Él no le tenemos ningún miedo. Al contrario, nos enternece... La infancia de Jesús es un corazón... que fue creciendo... en amor, en ternura hacia todos, especialmente a los pobres, a los enfermos. Eso es lo que tenemos que ser para el mundo de hoy los religiosos y las religiosas: ternura y amor para cada uno de estos que se nos acercan”.
Nuevo destino: "te ayuda a renovar tu vocación"
“Si llevo cuarenta años de religiosa no soy una persona joven... En un primer momento me sentía diciendo 'yo ya no puedo ir a una fundación, a una casa nueva', me parecía que tenían que ir otras personas con más vitalidad, más energía, mas impulso... Yo soy la mayor de las que vamos. Somos cuatro... Vamos a una ciudad de Córdoba... La casa es de unos padres salesianos. Después de ese primer momento, cada día tengo más ilusión por ir... y te ayuda a renovar tu vocación, ver que todavía una es útil, que todavía el Señor se sigue fiando. Todo eso ensancha el corazón, humanamente y espiritualmente..." Estuve muchos años de superiora, pero ya no lo soy. Hay que dejar paso a otras personas porque tienen ideas nuevas... Tenemos que dejar un poquito para que ellos agarren las riendas... Cada superior trae algo nuevo y cuando llevamos mucho tiempo no tenemos tanta novedad pero con mucha ilusión lo dejamos para que puedan hacerlo otros… lo importante para nosotros... es el ser... y la ilusión, la entrega del corazón... Yo tengo mucha alegría y mucho deseo de transmitir eso que siento”.
__________
No hay comentarios:
Publicar un comentario