16 jun 2010

De qué debe hablar un evangelizador



OPINIÓN. Gorrión. Quiero seguir hablando de lo que hizo San Pablo en Atenas, después de decir: Vengo a hablarles de ese dios que ustedes no conocen.

Una vez que había logrado atraer la atención de la gente y el interés por lo que iba a decir nombrando a “su dios desconocido”, no dijo: “¡Qué bien que ustedes tienen una estatua al dios desconocido!, ¡qué fabuloso!, ¡qué contento estoy de que todos me miren y me escuchen!". "Vayámonos a casa y sigan apreciándome mucho a mí, que les hablo de lo que les gusta oír". “Ya no tengo nada más que decirles”.

No. No hizo eso, sino que aprovechó ese momento de atención y comenzó a hablarles de Jesús. Y no sólo de los milagros y de los “éxitos” de Jesús. Les habló de que a Jesús lo habían matado y después había resucitado. ¿Y cómo reaccionó entonces aquella gente? Cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles que: Cuando oyeron decir que había resucitado, dijeron: 'Bueno, ya te vamos a seguir escuchando otro día'.

¿”Tomó nota” entonces San Pablo para no volver a “estropear” la convocatoria sacando temas que "no funcionaban”? Parece que no. Por el contrario, él siempre hablaba de Jesús: de su muerte en la cruz y de su posterior resurrección.

Y es que, otras cosas se podrán elegir y tomar o dejar. Pero un evangelizador jamás podrá dejar de hablar de la cruz y de la vida eterna (y, en concreto, de la futura resurrección de nuestro cuerpo) porque es precisamente ese el contenido que está llamado a transmitir. Si eso no lo hace así, si “de eso” no habla, entonces, sencillamente, lo que hace no es evangelizar.

Gorrión.
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