27 jun 2013

ESPIRITUALIDAD CATÓLICA. Hno. Honorio Ballesteros


P. Jorge Teulón. El otro toledano incluido en la Causa de Mauricio Iñiguez de Heredia Alzola y 23 compañeros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios de Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga, es el ocañense Pedro Eusebio Ballesteros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios que formaba parte de la comunidad hospitalaria del Hospital Psiquiátrico San José de Málaga. Nos lo cuenta el Hermano de San Juan de Dios, Octavio Marcos Bueno, en su “Relación de los sucesos acaecidos en el Sanatorio de San José, de la ciudad de Málaga, durante la dominación marxista” (Palencia, 1937).

Nuestro protagonista será beatificado, Dios mediante, en Tarragona, tras la anunciada firma por parte del Santo Padre en los próximos días.

En Ocaña con los dominicos

Nacio Pedro Eusebio en Ocaña (Toledo) el 29 de abril de 1895, hijo del matrimonio formado por Marto Ballesteros García y Juana Rodríguez Aganzo, y fue bautizado el 5 de mayo de 1895 en la parroquia de Santa María de la Asunción. Recibió el sacramento de la confirmación el día 5 de septiembre de 1900 de manos del Excmo. Fr. Antonio Colomer, obispo de Themiscira, Vicario apostólico de Tonkin septentrional.


De posición más bien humilde, los padres formaban un matrimonio de principios cristianos, que supieron transmitir a sus cuatro hijos, tres varones y una mujer; vivían de su trabajo, el padre era jornalero en el campo. Frecuentó el colegio de los PP. Dominicos de Ocaña hasta los 13 años, haciendo de monaguillo en las celebraciones de la iglesia y comportándose siempre como un niño aplicado y bueno. A los 14 años ingresó en la Escuela Apostólica de la Orden Hospitalaria existente en Ciempozuelos, aprovechando mucho en los estudios; al tomar el hábito e iniciar el noviciado el 28 de septiembre de 1913 recibió el nombre de Fr. Honorio. Al año siguiente, el 11 de noviembre de 1914 emitió sus votos temporales. Como hospitalario formó parte de las comunidades de varios centros en España: Ciempozuelos (1914), Palencia (1915), Madrid (servicio militar, 1916), Carabanchel Alto (1919), Sant Boi de Llobregat, donde el 12 de octubre de 1920 emitió la profesión solemne.

En Hispanoamérica

En octubre de 1922 el siervo de Dios Honorio pasó a Ciempozuelos como preparación a su inmediato destino a América, donde formaría parte de la primera comunidad enviada a Santiago de Chile, Casa de Orates (diciembre 1922), al regresar la Orden a Chile después de la Colonia.

Como enfermero diplomado y amigo del estudio científico sobresalió por su preparación médica dejando publicados varios escritos muy reconocidos, principalmente en Hispanoamérica.


Como enfermero diplomado y amigo del estudio científico sobresalió por su preparación médica dejando publicados varios escritos muy reconocidos, principalmente en Hispanoamérica.

En 1932 fundó en Santiago de Chile una Escuela de Enfermería que contribuyó, a la formación del personal asistencial sanitario, a mentalizar y consolidar la actuación hospitalaria trabajando con preparación, eficacia y espíritu humanista; el gobierno chileno lo reconoció y, estando en Colombia en 1933, le concedió la condecoración “Al mérito en el grado de Caballero”.

La extraordinaria labor desarrollada por el siervo de Dios en América y el éxito obtenido fueron altamente reconocidos también por el Ayuntamiento de su ciudad natal, Ocaña, que había sido hecho partícipe de todo ello; en consecuencia, a su regreso a España (1934) fue objeto de un homenaje y le dedicó una calle. Después de una breve estancia en Ciempozuelos, fue destinado a la comunidad de Málaga, en cuyo sanatorio pudo aplicar su vasta experiencia psiquiátrica.

Las revueltas políticas, sociales y religiosas que siguieron en Málaga a las elecciones del mes de febrero de 1936 no perturbaron la entereza del siervo de Dios, aunque también llegó a expresar el criterio de que “de ésta no nos salvamos”.

Las religiosas Carmelitas de la caridad de Málaga le ofrecieron acogerle en su casa durante la persecución religiosa, lo que rehusó diciendo que no abandonaba su comunidad, pasara lo que pasara.

Al llegar los milicianos al sanatorio la tarde del 17 de agosto, para detener a la comunidad, el siervo de Dios se encontraba en cama, enfermo, con fiebre alta. Hecho levantar sin ninguna compasión, “se vistió sin decir nada” y bajó a la portería, donde estaban ya apresados los otros miembros de la comunidad. Montado con los otros seis religiosos en los vehículos, fueron trasladados directamente junto a las tapias del cementerio san Rafael de Málaga, y allí los fusilaron.

De esta manera, el siervo de Dios Honorio Ballesteros murió mártir de Cristo y de la hospitalidad a la edad de 41 años y 25 de vida como Hermano Hospitalario. Sus restos esperan el día de su glorificación en una cripta, en la capilla del Santísimo de la Agonía, preparada en 1941 en la Catedral de Málaga por el obispo diocesano Mons. Balbino Santos Olivera para acoger a los mártires de la persecución religiosa de 1936‐1939


Escribió varios libros como: “Tratado de Miología, Descripción de las cuadrículas topográficas según el Dr. Fourquet” (Santiago de Chile, 1925). Y artículos como: “Las Causas de la locura”, en la revista Caridad y Ciencia, año VI, nº 69, septiembre 1934, pp. 5439‐542; “La Homeopatía y la Vacunoterapia”, en la revista Caridad y Ciencia, año VI, nº 69, septiembre 1934, pp. 543‐546.


No hay comentarios:

Publicar un comentario