23 jun 2013

OPINIÓN. Nueva Era y música


P. Roberto Visier. El demonio anda suelto y parece hacerse cada vez más presente y tener acceso a un número cada vez más grande de personas a través de un cierto tipo de música. Ya hemos tocado el tema de las grandes producciones cinematográficas de claro color New Age. Por otra parte conviene recordar que los vínculos entre Nueva Era y satanismo son clarísimos para el que quiera estudiar, aunque sea superficialmente, los orígenes del movimiento New Age. Baste recordar a Helena Petrovna Hahn Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica y que podemos llamar madre ideológica de la Nueva Era.

Es bastante conocido el heavy metal, black metal y otras tendencias similares por sus explícitos mensajes satánicos. Todo parece conducir al maligno: colores oscuros, cadenas, llamas, imágenes satánicas, invitaciones al vicio, o sea al pecado. Las mismas carátulas de los discos están llenas de imágenes terribles. La música es estridente, desmesuradamente acelerada y los conciertos multitudinarios van siempre acompañados de desorden sexual, alcohol, droga. En esos ambientes son frecuentes los suicidios y en algunos casos el culto explícito al demonio es patente. Pero, aunque algunos grupos hayan alcanzado resonancia, no es una música de masas sino propia de jóvenes débiles, sin horizonte, de tendencia anárquica, sin oficio ni beneficio.

El maligno es astuto y no podía dejar al gran público ajeno a su influencia. El Pop es mucho más atrayente. La gente tiene oídos y la gran mayoría tiene sentido de la armonía. A todo el mundo le gusta una música hermosa y apacible o con fuerza pero llena de sentimiento. Otros, en medio del ruido de nuestra sociedad, buscan un momento de paz y serenidad. No es una novedad que algunas estrellas del Pop han confesado en algún momento que han tenido que hacer un pacto con el demonio para conseguir la fama. El éxito desbordante de cantantes de dudosa genialidad como Lady Gaga podría tener una causa sombría y sus modos no son muy angelicales.

Hablando de ángeles, de monjes, de eternidad y otros conceptos muy espirituales podemos toparnos con una curiosa realidad de la música pop actual. De hecho, este escrito nace por un encuentro casual en internet con un grupo aparentemente muy espiritual. El grupo “Gregorian” parece evocar el canto gregoriano de antiquísima tradición en la Iglesia católica. Curiosamente los cantantes del grupo usan un hábito monástico de colores extraños. Esa extraña combinación de negro, rojo, amarillo que hace pensar en el maligno. Los monjes son personas consagradas a Dios ¿A quién están consagrados estos “monjes”? ¿A quién están cantando en su título “my inmortal”? Si el inmortal no es Dios ¿Quién es? Los ángeles también son inmortales, y los demonios son ángeles… “Nena, únete a mí en la muerte, esta vida no vale la pena vivirla” repiten en inglés. La música es hermosa y envolvente, el mensaje oscuro y misterioso.

Un grupo mucho más conocido, “Evanescence”, también canta a “my immortal”. ¡En Youtube tiene casi 88 millones de entradas! Una dulcísima canción. En el vídeo la cantante se lamenta de sus heridas que no sanan. Aparece casi siempre acostada sobre algún sitio con las manos y los pies vendados, pareciera una estigmatizada o quizás atada al dolor eternamente. Otra vez una canción hermosa con una letra misteriosa. En otra polémica canción muy bonita “wake me up”, otra letra misteriosa que dice “despiértame desde el lugar oscuro”, parece invitar, según algunos, en los ecos de los vocalistas masculinos a la masturbación. El grupo es marcadamente “oscuro”. La mirada de la cantante es bastante sombría y su rostro angelical parece expresar más bien algo maligno. Su disco más vendido se llama “Fallen” = caído. El angel caído es Satanás.

Otro grande del pop, Robbie Williams, canta a los ángeles y a la eternidad. Son los títulos de dos de sus canciones. En la segunda concluye: “cantaré eternamente esta oscura serenata”. Si de ángeles se trata podemos buscar “healing angels”. Angeles sanadores relacionados con la práctica del reiky y muy presentes en todo el ambiente New Age. Si se miran bien, algunos están revestidos de luz y de hermosura (Luzbell = Lucifer), pero además de su pose sensual y casi sexual, se perciben fácilmente sus rasgos malignos: alas peludas o negras o de dragón o vampiro, etc.

En la cultura moderna lo que normalmente estaba relacionado con Dios y Jesucristo: eternidad, ángeles, monjes, etc. ahora está ligado al culto satánico explícito o implícito. Esto es sólo un pequeño botón de muestra. El demonio anda suelto…

P. Roberto Visier

Publicado en Religión en Libertad.
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