Los cristianos esperamos la Segunda Venida (παρουσία) del Hijo del Hombre, de Jesús. En realidad, Él está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (cf. Mt 18, 20), aunque existen momentos especiales en los que podemos decir que viene. No obstante, el momento más especial y definitivo será su Venida en gloria “para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin”. Jesucristo, Señor de la Historia, nos anticipa algunas características de esas ‘venidas’ y de ‘La Venida’:
- No nos percatamos de la venida de Jesús hasta que sucede, como ocurrió en tiempos de Noé. Nadie debe, pues, poner límites, a la acción del Espíritu Santo, como si se circunscribiese sólo a los momentos de oración atenta.
- Él viene y toma a algunos, mientras deja a otros. Así pasa claramente con la vocación a la vida consagrada y al sacerdocio, y en la definitiva llamada de Jesús al final de nuestra peregrinación en este mundo.
En consecuencia, Jesús invita a estar atentos, espiritualmente vigilantes, al modo en el que uno se prepara para que el ladrón no le robe. Sin esta prevención, el ladrón puede llevarse las posesiones más valiosas. Y la mayor pérdida que se puede sufrir es alejarse de Dios, por haber venido Él y no haberlo recibido.
¿Cuántas venidas de Dios pueden ser arrebatadas por falta de apertura de corazón, o pueden ir llenando de sentido la vida de quien tiene una humilde actitud de escucha? ¿Quizá Él viene en un necesitado o en el amor desinteresado de un familiar? ¿Quiere otorgar el don de la conversión o la alegría de la fe? ¿Tal vez Él llama a un mayor compromiso apostólico o a una vocación específica?
María es quien nos prepara a esa venida trascendental de su Hijo “ahora y en la hora de nuestra muerte”, mientras la Iglesia repite sin miedo y llena de esperanza: “Ven Señor Jesús”.
@fraytuk
Publicado en Certeza católica.
__________
.png)
Entradas
me encanto padre!!! gracias por compartirlo!
ResponderEliminar