(... viene de Uruñuela, 1912-2012. III)
P. Jorge Teulón. Como decíamos en la entrega anterior, en enero de 1921, don Juan González marchará a Toledo, tras ganar por concurso una canonjía en la Catedral Primada.
En estas fotos podemos ver la placa antigua, de cuando se le dedicó una calle en el pueblo de Uruñuela, y la actual.
Fue profesor en el Seminario Conciliar de San Ildefonso de 1921 a 1936: de Patrología (1921-1932); de Oratoria Sagrada (1921-1928); de Arqueología e Historia del Arte e Historia eclesiástica (1925-1936); de Historia del Derecho Canónico (1925-1928); de Derecho Público Eclesiástico (1927-1928); de Teología Ascética (1929-1930) y de Cuestiones Orientales (1929-1931).
Fue profesor en el Seminario Conciliar de San Ildefonso de 1921 a 1936: de Patrología (1921-1932); de Oratoria Sagrada (1921-1928); de Arqueología e Historia del Arte e Historia eclesiástica (1925-1936); de Historia del Derecho Canónico (1925-1928); de Derecho Público Eclesiástico (1927-1928); de Teología Ascética (1929-1930) y de Cuestiones Orientales (1929-1931).
Desde el 22 de julio de 1936 no cesaban de llegar a sus oídos las noticias sobre los asesinatos de sacerdotes. Sabía que, si no lograba salir de Toledo, pronto le tocaría a él. Las últimas palabras que tuvo para sus familiares fueron las siguientes: "Si con mi vida se puede salvar España no me importa morir".
Salir por las puertas de la ciudad, muy vigiladas por los milicianos, era imposible sin ser detenido en algún control. Al ser verano, en aquella época eran muchos los que acudían al río Tajo, que circunda la ciudad, para bañarse. Como don Juan era buen nadador, pensó que, si lograba llegar al río como un bañista normal, lo cruzaría con facilidad, y escondiéndose en la otra orilla, esperaría a la noche para alejarse de esa especie de ratonera en que se había convertido la ciudad. Pero no lo consiguió. En el lugar denominado Barco de Pasajes fue descubierto, denunciado e identificado como sacerdote, siendo allí mismo fusilado. Era el 1 de agosto de 1936.
En la foto: retrato de los primeros años del mártir que se conserva en los salones del Sindicato.
Antes de terminar, un par de puntualizaciones.
Primero. Algunos, críticos con el testimonio de nuestros mártires, ven una contradicción expresar un ofrecimiento a Dios Nuestro Señor y luego huir… Sin embargo, una vez más hemos de aclarar que el mártir lo es por ser perseguido. Por ejemplo, algunos de los mártires de la comunidad de PP. Carmelitas de la ciudad de Toledo, ya beatificados, fueron acribillados cuando huían por los tejados. Y, es seguro, que con esas u otras palabras, ofrecieron sus vidas por Cristo.
Segundo. Es curioso, cómo en los datos biográficos se reseña que nuestro protagonista era “buen nadador”. También esto se ha puesto en duda. Si se coloca un dato así de explícito es porque tiene sentido.
Cuando me enviaron la documentación sobre el mártir desde el Archivo diocesano de Calahorra, me llamó la atención un documento en el que don Juan, ejerciendo precisamente en Uruñuela, pedía permiso para ir a Portugalete (Vizcaya) a “tomar baños de mar”, aclarando que sus compañeros sacerdotes de Nájera y Huércanos le iban a sustituir. Casualmente el farmacéutico de Uruñuela era de Portugalete, lo que hace creíble que por prescripción facultativa él mismo se lo recomendase.
Por aquel entonces, ya se habían puesto más que de moda los baños de agua de mar: los médicos señalaban que los baños en las aguas salitrosas del mar, no sólo limpiaban el cuerpo, sino que además abrían el apetito y facilitaban la circulación sanguínea. La toma de estos baños se realizaba durante nueve días. Al dirigirse al Administrador Apostólico de Calahorra, don Juan Plaza, solicita ausentarse 10 días.
Allí aprendió el Siervo de Dios a nadar, aunque lo que le pudo servir de posible tabla de salvación (tirarse al Tajo para, nadando, atravesarlo y ponerse a salvo) fue causa de su fusilarlo.
En esta última fotografía, la bandera del Sindicato recuperada recientemente fue bordada en 1912.
Publicado en Religión en Libertad.
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