En el programa de VenL emitido el miércoles 2 de octubre de 2013, entrevistamos al Padre Santiago Martín, fundador de Los Franciscanos de María, con motivo de la celebración del un Año Santo por el 25° aniversario de la fundación de su congregación.
RESUMEN DE LA ENTREVISTA
Desde México. He venido a poner en marcha una nueva fundación nuestra, con un seminario en esta ciudad de Mérida, en el sur de México, en Yucatán.
Surgimiento de los Franciscanos de María en la voz de su fundador
Todas las fundaciones siempre las funda en realidad el Espíritu Santo. Creo que este es un principio que hay que tener muy en cuenta, porque sino parece que son caprichos o motivaciones de las personas que las pone en marcha sea quien sea. Es el Espíritu Santo el que ve que en la Iglesia o en la sociedad hay una necesidad e impulsa a una o a varias personas a hacer algo para resolver ese problema. Por lo tanto las fundaciones son siempre como medicinas para enfermedades y es el Espíritu Santo el médico. El Espíritu Santo es el que cuida siempre de la Iglesia y a través de la Iglesia cuida de la sociedad. En nuestro caso, lo que yo vi fue una gravísima crisis de espiritualidad en España y también en el conjunto de los países occidentales. Y esta crisis tremenda que ha despoblado por ejemplo los seminarios en un país maravilloso, como es España. Esta crisis a mí me pareció ver que está basado en que durante muchísimo tiempo hemos estado contentos y tranquilos viendo la iglesia llena, pero en cambio no nos hemos dado cuenta del porqué la gente iba a la Iglesia, de que la gente se acercaba fundamentalmente, a veces exclusivamente, a pedir. El interés y el miedo eran las motivaciones de la gran mayoría de esos católicos que llenaban las iglesias, o que en algunos sitios sigue llenándolas. No hay una verdadera relación de amor con el Dios Amor y me pareció que no solamente había que predicar el amor de Dios o la misericordia de Dios, como con tanto acierto nos ha insistido el Concilio y nos insiste y recuerda el Papa Francisco, sino que también había que predicar el amor debido a Dios. El amor de Dios sí, pero eso solo es la primera parte, el primer paso de un programa redentor, y ahora hay que dar un segundo paso que es el amor debido a Dios. Dios te ama, pero también tiene derecho a tu amor. Y la manera en que tú tienes que amar a Dios es darle gracias por lo que Dios ha hecho por ti. Para nosotros la misión es enseñar a la gente que Dios le ama, pero también enseñar que tiene una deuda de agradecimiento con Dios. Por eso nos llamamos misioneros del agradecimiento. Para nosotros agradecer, enseñar a agradecer forma parte esencial de nuestra misión dentro de la Iglesia y dentro de la sociedad.
El apostolado a través de la televisión: MAGNIFICAT TV
He intentado siempre dejarme llevar. Nunca pensé ser periodista. Nunca pensé ser fundador, pero sí que he estado atento a lo que Dios me iba pidiendo. De hecho nunca pensé ser sacerdote. Es decir el Señor te llama, te dice te necesito aquí y yo he intentado con la medida de mis posibilidades y también de mis defectos he intentado obedecer a Dios y ser fiel a Dios. Me hice sacerdote porque creí que eso era lo que Él quería de mí, lo que podía necesitar de mí… Siempre intenté escuchar su voz, seguirle dócilmente a donde Él me llamaba… Del mismo modo sucedió con el periodismo. Yo soy Licenciado en Biología, soy especialista en Ingeniería Genética, y ese era mi objetivo: trabajar como sacerdote y trabajar en el mundo de la investigación o en el mundo de la docencia. En ese contexto conocí a Martín Descalzo. Es para mí el gigante en todos los sentidos: del periodismo, de lengua española, de la segunda mitad del siglo XX. Y le conocí en un momento muy precario para él, seis años antes de que muriera debido a su problema renal. Y sin haberlo previsto en la vida, ni se me había pasado por la cabeza, me pidió que trabajara con él, que me hiciera cargo de la sección de religión del periódico ABC, del programa testimonial de Televisión española. Con el permiso de mis superiores empecé a estudiar periodismo. Me licencié también en Periodismo… En ese contexto también me ayudó muchísimo darme cuenta de cómo estaba la situación… Empecé a darme cuenta de la gravedad de los problemas que había en la Iglesia. Me pareció que la causa podía estar en que no habíamos enseñado a la gente a agradecer. Estábamos muy contentos de ver la iglesia llena, porque la gente iba a pedir. Y cuando la gente consideraba que ya no necesitaba a Dios porque el ‘papá estado’, llamado estado de bienestar, le nutría, le daba todo lo que supuestamente necesitaba para ser feliz, cosa que es evidentemente mentira pero que ciertamente muchos se lo han creído y así ha intentado hacerlo creer el gobierno de cualquier país. En ese momento la gente dejaba de ir a la Iglesia. Recuerdo una frase terrible de Pesoa que dice ‘pertenezco a una generación que ha dejado de creer tener he dejado de creer por el mismo motivo por el que creían sus mayores, por ninguno’. Esto es lo que nos ha pasado. Había unas costumbres, unas sinergias, también una forma de actuar, quizá legítima pero un tanto egoísta… Ahí fue donde empecé a trabajar siendo periodista, y aprovechándome de las posibilidades que me daba el periodismo, para difundir una espiritualidad profundamente mariana, basada en la gratitud y no en el interés de pedir. De esa forma se produce esta cosa tan singular: que un periodista sea fundador de una congregación religiosa. Debe ser el único caso del mundo y confío en que sirva para, por lo menos, darle un poco más de buena imagen a una profesión tan denostada como es el periodismo.
La situación actual de los medios de comunicación católicos
Creo que hay un problema que muchas veces no percibe el periodista. El problema es la relativa o escasísima independencia del periodista con respecto al medio en el que trabaja. Conozco a muy buenos periodistas, incluso periodistas católicos, que trabajan en medios que no solamente son laicos, que no son propiedad de la Iglesia, sino que incluso son profundamente anticlericales. Y estos periodistas se encuentran con frecuencia con un grave problema de conciencia a la hora de elegir entre mantener un trabajo, que no abunda o perder ese trabajo por ser fieles a su conciencia. Esto le puede pasar y de hecho le pasa a los médicos, ginecólogos, cuando son forzados a intervenir en abortos… No siempre el periodista es dueño total de su libertad. Yo creo que son más los medios que son profundamente anticlericales, antireligiosos, pero sobre todo anticlericales en la jerarquía de la iglesia cosa que sorprendentemente está cambiando con el papa Francisco. Por tanto creo que los periodistas católicos, es posible que en algunos casos debieran ser un poco más valientes para defender su principio… En cualquier caso se encuentran en situaciones muy comprometidas… Si puse en marcha Magníficat Televisión, o la página de noticas que tenemos, Católicos on line, o la página de espiritualidad, ha sido porque estando trabajando en televisión, en el periodismo, me he dado cuenta de que son unos instrumentos magníficos para evangelizar, pero primero hay que disponer de ellos sin dinero, porque gracias a Dios no lo tenemos y entonces internet nos abría la posibilidad de hacer un buen trabajo evangelizador, mundial, global, con muy pocos recursos económicos. Eso es lo que estamos haciendo. No podemos siempre trabajar con la libertad que nos gustaría trabajar en los medios de comunicación laicos entonces crear nuestros propios medios de comunicación que sean sostenibles, porque muchas veces las televisiones…, o bien no te dan la licencia los gobiernos porque no les interesa dar una licencia a la Iglesia, o bien si te la dan tienes unos costos que asfixian con frecuencia a las diócesis o a las congregaciones religiosas.
El nuevo escenario eclesial: la dimisión del Papa Benedicto XVI y la popularidad del Papa Francisco
Esa homilía…, que lleva varios millones de audiencia, sorprendentemente, está pronunciada en mi parroquia de Madrid con gran dolor, en un momento en el cual, me imagino que igual que muchos otros, vivía yo por lo menos, un verdadero shock ante la dimisión de un papa. Esta dimisión no se produce por un problema de salud. Se produce porque el Papa, ante una situación muy delicada en la Iglesia, no se siente capaz de afrontarla debido a su edad, a sus condiciones físicas o a otro tipo de cosas que no se han aclarado y que algún día se aclararán. Que hay esta situación difícil, lo sabemos todos. El caso Vatileaks estaba ahí palpándose. El propio papa Francisco ha elegido el nombre de Francisco,… porque quiere recordar la frase del Señor a San Francisco de Asís ‘repara mi casa, que como ves amenaza ruina’. El Papa Francisco no ha ocultado que la situación de la Iglesia era grave, delicada, digamos. Creo que ese es el contexto en que pronuncié esa homilía, con un gran sufrimiento, al ver cómo un papa, aunque con total libertad, se ha visto forzado de alguna manera… a dimitir. Ante esto, experimenté un enorme sufrimiento, que no es otra cosa que la cumbre de un sufrimiento grande que he tenido todo el año, viviendo en Roma, viendo lo que estaba pasando, sobre todo, lo que sucedía a una persona tan buena, tan buena como es Benedicto XVI. Con respecto al Papa Francisco, lo primero que hay que decir, y creo que hay que insistir siempre ante unos y otros, lo mismo con el Papa Francisco, que cualquier otro papa del pasado o del futuro: con el Papa Francisco hay que decir que es el Papa. Es la persona que el Espíritu Santo… ha elegido para guiar a la Iglesia en este momento. Para mí eso es un punto de vista que ilumina el resto, que me ayuda a entender, a asumir y a obedecer el resto. El Papa Francisco está teniendo un grandísimo éxito entre la mayoría de los católicos… Hay un sector creciente que le rechaza, pero la inmensa mayoría de los católicos, incluso los no practicantes, le aceptan con gran fervor, incluso ateos… Los medios de comunicación que habitualmente han sido muy duros, incluso muy calumniadores contra Juan Pablo II y Benedicto XVI, ahora están literalmente rendidos, entusiasmados, no cesan de elogiar al Papa Francisco… Esta sorpresa no me parece mala. Prefiero que al Papa le aplaudan a que le critiquen. Otra cosa distinta sería cual es el precio a pagar porque la crítica se haya transformado en aplauso. Esta es otra cuestión. Pero si el Papa no ha pagado un precio, y yo creo que no lo ha pagado, no creo que tengamos que buscar la crítica por la crítica. Lo que sí tenemos que evitar en esta vida es pagar el precio de nuestra conciencia para que en lugar de criticarnos nos aplaudan. Eso es lo que jamás la Iglesia, ni ninguna persona que sea mínimamente honesta puede hacer. El Papa no ha pagado ningún precio. Ha sido acogido con entusiasmo desde el primer momento por propios y extraños, y con eso está intentando conducir a la Iglesia a la salida de una crisis que se encontraba y que provocó la dimisión de su predecesor.
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