28 oct 2013

ESPIRITUALIDAD CATÓLICA. ¡La primera lista de los obispos mártires!


P. Jorge Teulón. Al finalizar este el día 30 de agosto, aniversario del martirio de los Obispos de Almería y de Guadix-Baza, ya beatificados, rescaté de la hemeroteca esta noticia de ABC, publicada el 14 de enero de 1939.


Todavía no había sido asesinado el Obispo de Teruel, Monseñor Polanco. Sobre Monseñor Irurita no se tenían noticias; asesinado el 3 de diciembre, se le cree vivo porque se habla de posibles intercambios con otros prisioneros. Hacía dos años que había sido fusilado.

El lenguaje es duro, pero claro. Esta es la primera lista (incompleta) de los Obispos mártires sacrificados en los días de la persecución religiosa española.

A la izquierda, el Beato Manuel Medina Olmos, obispo de Guadix-Baza; a la derecha, el Beato Diego Ventaja Milán, obispo de Almería.


Vil escarnio

Repetición de un fariseísmo inaudito

Los rojos han aprovechado la muerte y el entierro del Obispo de Menorca para sus fines de propaganda. Lo mismo hicieron en Barcelona con el “entierro católico” del capitán de las Milicias vascas, ahora lo han repetido con el obispo de Menorca. Los criminales rojos, que han perseguido a sangre y fuego no sólo a representantes de la Iglesia, sino también a toda persona con actuación católica, ahora pretenden hacer olvidar sus crímenes para explotar los sentimientos del mundo católico. Negrín, Companys, Azaña, Álvarez del Vayo y todos los demás elementos que forman las actuales “autoridades rojas” con anterioridad al 19 de julio, ya habían expuesto claramente hasta qué punto llegaba su odio a la Iglesia católica, siendo ya una de las bases fundamentales de la política republicana la apología del ateísmo y la descatolización del pueblo español. Todos los antecedentes sobre los incendios de los conventos e iglesias, y los millares de asesinatos perpetrados en sacerdotes y religiosos que no pudieron huir del terror rojo, ya se encuentran en la actuación de los Gobiernos republicanos de izquierda. La tea de todos los incendiarios y el puñal de los asesinos fueron entregados por Azaña, Negrín, Largo Caballero, Companys, Prieto, Álvarez del Vayo, etc.; todos estos hombres tienen moralmente las manos manchadas con la sangre de los diez reverendísimos obispos, cuyos nombres siguen a continuación, y que sufrieron el martirio en territorio rojo: Ilustrísimos señores don Diego Ventaja, Almería; don Florentino Asensio Barroso, Barbastro; don Narciso de Esténaga Echevarría, de Ciudad Real; don Cruz Laplana y Laguna, de Cuenca; don Manuel Medina Olmos, de Guadix; don Manuel Basulto Giménez, de Jaén; reverendo padre Salvio Huix y Miralpeix, de Lérida; ilustrísimos señores don Miguel Serra y Sucarrats, de Segorbe; don Eustaquio Nieto Martín, de Sigüenza; don Manuel Borrás y Ferrer (obispo auxiliar), de Tarragona.




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