Miércoles 30 de mayo de 2012.
RESUMEN VenL. En medio de masacres, violaciones, tiroteos, secuestros, venganzas, una pequeña llama de fe y de amor se encendió en Homs, uno de los lugares donde la guerra se desató con mayor violencia. Un sacerdote católico se estableció audazmente en la ciudad, en una casa parroquial, con la única finalidad de hacer una experiencia de oración continua y ayuno, para implorar a Dios la paz y la reconciliación. Justo allí donde “se está desatando el infierno”, su presencia, explica el sacerdote, quiere ser un “claro signo de la no violencia, un testimonio de la fe y el amor por el pueblo sirio”. Pretende ser una manera “para recordar a todos los hombres, que están luchando y matando, que la única fuente de esperanza es Dios: el Dios de la vida, el Dios de la paz, el Dios de la reconciliación, que nos hace hermanos y no enemigos” comenta.
Noticia en AICA.
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