La moral, identificada con los Mandamientos de la Ley de Dios, es concebida por algunos pastoralistas, tanto en la teoría de algunas cátedras como en la práctica de algunas planificaciones, como algo que aleja a la gente de la Buena Noticia. [La teoría 'Moral vs. Compromiso Social' debe ser analizada en otro momento]
Veamos el mensaje kerigmático (κηρύσσων: Mt 3, 1) de Juan Bautista:
1. El Reino de los Cielos está al alcance. Dios se ha acercado al hombre. Éste es el corazón de la Buena Noticia.
2. Cambiad de modo de pensar (μετανοεῖτε). Para el Bautista, esta es la respuesta razonable del hombre frente al acercamiento de Dios, este es el modo de preparar el camino del Señor. El primer anuncio de la Buena Noticia, por tanto, lleva aparejado un imperativo, en nombre de Dios, para cambiar los criterios que constituían hasta el momento la brújula vital del alejado. Las ideologías del mundo son como un sendero tortuoso; los criterios del Evangelio, camino recto.
3. Obrad (ποιήσατε) el fruto (καρπὸν) digno de tal cambio de modo de pensar. Dios, al venir, debe ser recibido con un cambio de mentalidad, el cual implica a su vez necesariamente un cambio en el obrar. Por eso, quienes se preparaban para la llegada inminente del Mesías mostraban el arrepentimiento de su mala conducta haciéndose bautizar por Juan, a la vez que confesaban sus pecados (ἁμαρτίας). De la inmoralidad del pecado querían convertirse a una vida moral según Dios.
4. Juan Bautista compara la venida de Dios con un hacha junto a la raíz, y a las personas con árboles. El árbol que no obra (ποιοῦν) fruto bueno (καρπὸν καλὸν) es cortado. Cualquiera que sea el significado de la imagen del “hacha que corta la raíz del árbol que no da fruto bueno”, parece incontestable que el primer anuncio de la presencia gozosa del Reino de Dios entre los hombres conlleva el imperativo divino de un obrar bueno. El mensaje misionero (κήρυγμα) de la Iglesia, pues, es inseparable de la llamada de Dios a comportarse correctamente. Evangelización Y (no vs.) Moralización. El kerigma moraliza y la moral prepara a recibir el kerigma. El anuncio de la Buena Noticia aporta el verdadero sentido al buen obrar: Dios, su Amor, está con nosotros, y nos posibilita con su gracia lo que para nosotros es imposible: dar frutos de verdadero amor. La moralidad en los criterios y en las obras debe predicarse junto con y derivadamente del anuncio de la cercanía bondadosa de Dios.
Las líneas pastorales arriba mencionadas argumentan que hablar de moral aleja a la gente de la Iglesia y consiguientemente de Dios. Pienso:
1. La gente sencilla, tanto creyente como no creyente, entiende, agradece y espera que un misionero enseñe que hay que respetar a Dios, que hay que honrar a los padres, que está mal el adulterio y que no hay que mentir. Nadie de buena voluntad aceptaría como venido de Dios a un predicador que no apele a vivir algo tan grabado en el corazón del hombre como los Mandamientos.
2. Juan Bautista con este modo de predicar parece tener bastante éxito (si es que este término puede emplearse referido a las cosas de Dios) pastoral: Salía hacia él Jerusalén, toda Judea y toda la región de alrededor del Jordán..
@fraytuk
Publicado en Certeza católica.
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