18 jun 2011

COMENTARIO A LAS LECTURAS DOMINICALES Dios es Trinidad porque es Amor



P. Mario Ortega. Hemos escuchado la preciosa fórmula trinitaria con la que San Pablo bendice a los cristianos de Corinto: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros." Nos es bien conocida porque quedó convertida en el saludo litúrgico con que el sacerdote se dirige también a los fieles al comienzo de la Misa. Se comienza la celebración así y se termina de la misma manera, con la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La vida del cristiano está llamada a ser, de principio a fin, una alabanza a la Santísima Trinidad. Nos bautizan en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y en el nombre de las tres Divinas Personas también nos signan cuando morimos. Durante el camino de la vida, los pecados se nos perdonan igualmente en el nombre de la Trinidad, así como cualquiera de los otros sacramentos.

¿Qué significa creer en la Trinidad? ¿Qué "añade" a Dios su Ser Tri-personal? ¿Y a nosotros? La existencia de Dios la podemos descubrir mediante la luz de la razón, pero la razón que descubre a Dios queda confundida con la diferencia de Personas en Él. ¿No nos aleja de Él este Misterio?

Todo lo contrario. La fórmula paulina precisamente la cercanía de Dios ("esté con vosotros") por el amor, pues nos muestra que la Trinidad es la revelación del Amor en Dios. Dios es Trinidad de Personas porque Dios es Amor. El Padre ama, el Hijo es amado y el amor de ambos también se configura como otra Persona: el Espíritu. Este amor trinitario, su desbordamiento por ser infinito, ha sido la causa de la Creación y más aún, de la Redención.

El Padre nos ha dado al Hijo, el Hijo se nos ha dado; y el Padre y el Hijo han derramado sobre el mundo su Espíritu que lo renueva todo. Por eso dice San Pablo: "esté siempre con vosotros". Y es más que un deseo, es una realidad. Se expresa como deseo, para recordarnos que se trata de una gracia que debe ser por nosotros acogida, pero están ya operantes en nosotros la gracia de Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu.

Sólo desde el gozo de sabernos templos de la Trinidad Santísima se puede vivir la vida cristiana en plenitud. Sólo con el deseo vivo de ser gloria y alabanza de la Santísima Trinidad es como se forja diariamente la santidad.

El amor de Dios Trinidad se nos da "contenido" y accesible en un corazón maternal: el de María. Porque Ella ha entrado en ese torbellino de Amor divino que se da entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. También nosotros estamos llamados a participar en plenitud de ese Amor, en el Cielo. ¿Por qué no empezar ya en esta vida, diciendo y repitiendo una y otra vez con mucha fe, con nuestras palabras y nuestros actos: "Santísima Trinidad, yo os adoro y os amo"?

P. Mario Ortega


          __________

No hay comentarios:

Publicar un comentario