P. Mario Ortega. Más de una vez, cuando hemos tratado en este blog el tema de la Redención, me he encontrado el siguiente comentario: “Yo no sé de qué me tiene que salvar Dios”. Que, tristemente, se podría traducir por un: “Yo no necesito un Dios Salvador”.
La Iglesia, sin embargo, celebra hoy con toda solemnidad a Jesucristo como Rey del Universo, esto es, como Salvador del mundo, pues su Reinado es fruto de la salvación que nos ha obtenido mediante la Cruz.
La Iglesia, sin embargo, celebra hoy con toda solemnidad a Jesucristo como Rey del Universo, esto es, como Salvador del mundo, pues su Reinado es fruto de la salvación que nos ha obtenido mediante la Cruz.
“¿De qué me tengo que salvar?” El hombre no acierta a ver que la actual crisis económica es sólo la punta del iceberg de una crisis más profunda, que hunde sus raíces en su propio corazón. La crisis no es algo exterior, sino interior. El Papa ha repetido en muchas ocasiones, por activa y por pasiva, que hay una crisis del hombre mismo que, alejado de Dios ha perdido el rumbo de su vida. Que, alejado de Dios, en esa medida también se ha alejado del hombre, porque no reconoce a Dios en cada hombre necesitado, como nos enseña hoy Cristo en el Evangelio. No es difícil ver que la crisis económica no se debe a la falta de recursos, sino a la mala administración de los mismos, al egoísmo del cada hombre, que no piensa para nada en el bien común ni en cada hermano. Desaparece Dios del corazón del hombre, desaparecen sus mandamientos de la sociedad... y ¿qué es lo que tenemos? Al hombre convertido en lobo para el hombre, al mundo sumido en la sinrazón y el odio... al hombre y al mundo sumidos en el pecado. De esto me tengo que salvar. Y yo no puedo; ni la política, ni la economía, ni el placer, ni la fama... pueden salvarme.
Jesucristo Rey del Universo. Él es el único que puede salvarme. Él sí que nos saca de la crisis. Porque sólo Él tiene palabras de vida eterna. Porque su Reinado, como dice la Liturgia de hoy, es un reinado de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, amor y paz.
Cuando acepto a Jesucristo como Rey y dueño de mi vida, estoy saliendo de la crisis, de toda crisis. Y esto no son sólo palabras ni es una idea bonita pero utópica. Es un Reino hecho realidad en la vida de tantos que así han vivido y viven, haciendo suyo el programa de las bienaventuranzas e intentado cumplir diligentemente los mandamientos.
Y no sólo han salido de sus crisis, sino que han ayudado al mundo a salir de las crisis.
Jesucristo Rey del Universo. Él es el único que puede salvarme. Él sí que nos saca de la crisis. Porque sólo Él tiene palabras de vida eterna. Porque su Reinado, como dice la Liturgia de hoy, es un reinado de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, amor y paz.
Cuando acepto a Jesucristo como Rey y dueño de mi vida, estoy saliendo de la crisis, de toda crisis. Y esto no son sólo palabras ni es una idea bonita pero utópica. Es un Reino hecho realidad en la vida de tantos que así han vivido y viven, haciendo suyo el programa de las bienaventuranzas e intentado cumplir diligentemente los mandamientos.
Y no sólo han salido de sus crisis, sino que han ayudado al mundo a salir de las crisis.
P. Mario Ortega
Publicado en La Gaceta de la Iglesia
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