Gorrión. Aunque ya nos vamos acercando al mes desde que los españoles gritaran un fuerte: “¡Fueraaaaa de aquíííííí!” al socialismo del PSOE, todavía el cambio de Gobierno no se ha producido. El país ha quedado desmantelado, como las dos veces anteriores que este mismo partido político se hizo con el poder. Por eso, el camino que conduzca a la salida de este “pozo” no dejará de estar marcado necesariamente por el arrepentimiento y la conversión. Un cambio espiritual necesario y urgente que, sin duda, tendrá también una repercusión visible en el orden material.
El Gobierno recién echado con sonora patada de España deja a su paso más abortos, más división, más pobreza, menos recursos… y 5 millones de desempleados, más del 20% de la población… y creciendo.
Somos personas y necesitamos algo más que comer. Un sistema en el que prima lo económico (intercambio de bienes y servicios) y donde no se encuentra espacio para la gratuidad o la entrega desinteresada, es un sistema muy poco humano, que genera injusticias y deja a las personas privadas también del mínimo vital, tanto a nivel económico como humano (un claro ejemplo de ello es el altísimo desempleo). Y en una sociedad así crece la desesperanza y el desprecio por los demás.
Por el contrario, cuando priman los valores superiores se desarrolla una verdadera cultura humana y crece la consideración de la dignidad de los demás. Esto conduce también a la superación de la miseria y a la posesión de lo necesario para todos, también en el ámbito material.
Para finalizar, nunca debemos olvidar que existe una justicia que va más allá de lo meramente escrito en las leyes humanas y que un día –quizá ya cercano- ha de llegar. Entonces, toda justicia será cumplida.
Gorrión.
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El Gobierno recién echado con sonora patada de España deja a su paso más abortos, más división, más pobreza, menos recursos… y 5 millones de desempleados, más del 20% de la población… y creciendo.
Somos personas y necesitamos algo más que comer. Un sistema en el que prima lo económico (intercambio de bienes y servicios) y donde no se encuentra espacio para la gratuidad o la entrega desinteresada, es un sistema muy poco humano, que genera injusticias y deja a las personas privadas también del mínimo vital, tanto a nivel económico como humano (un claro ejemplo de ello es el altísimo desempleo). Y en una sociedad así crece la desesperanza y el desprecio por los demás.
Por el contrario, cuando priman los valores superiores se desarrolla una verdadera cultura humana y crece la consideración de la dignidad de los demás. Esto conduce también a la superación de la miseria y a la posesión de lo necesario para todos, también en el ámbito material.
Para finalizar, nunca debemos olvidar que existe una justicia que va más allá de lo meramente escrito en las leyes humanas y que un día –quizá ya cercano- ha de llegar. Entonces, toda justicia será cumplida.
Gorrión.
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