P. Jorge Teulón. A las doce de la noche, hace 76 años. El 1 de diciembre de 1936, doce milicianos de la Patrulla de Control número 11, de Pueblo Nuevo, allanaron la vivienda donde se refugiaba el Obispo de Barcelona, realizando un concienzudo registro, descubriendo algunos objetos religiosos que fueron profanados y robados. Se apoderaron del Dr. Irurita, de Marcos Goñi, de Antonio Tort, de su hermano Francisco, de la hija de Antonio, Mercedes, y de las HH. María Torres y Montserrat Sabanes. Primero se los llevaron al comité de San Adrián, del que pasaron al central de San Gervasio y finalmente a la checa de San Elías. Todo ello en el plazo de cuarenta y ocho horas que mediaron entre la detención domiciliaria y el fusilamiento de los cuatro varones de la expedición, en Moncada y a las doce de la noche del 3 de diciembre de 1936.
Uno de los hombres que dispararon en el cementerio de Moncada, detenido una vez finalizada la guerra civil para ser juzgado por sus crímenes, declaró al capellán castrense de la cárcel de Lérida, Rvdo. Eusebio Vidal, que el Dr. Irurita, cuando estaba en el paredón aguardando la descarga, habló a los allí presentes en esta forma: “Os bendigo a todos los que estáis en mi presencia, así como también bendigo a las balas que me ocasionarán la muerte, ya que serán las llaves que me abrirán las puertas del cielo”.
Podéis hacer una visita espiritual hasta la tumba del Siervo de Dios Manuel Irurita Almandoz que está enterrado en la Capilla del Santo Cristo de Lepanto, en la Catedral de Barcelona. En la lápida puede leerse:
“Es necesario que Él reine”. Al Sumo Dios Omnipotente. Aquí yace el Excelentísimo y Reverendísimo Dr. D. Manuel Irurita Almandoz. Nacido el 19 de agosto de 1876. Promovido a la sede de Lérida el 20 de diciembre de 1926 y de allí trasladado a la sede de Barcelona el 13 de marzo de 1930. Fue muerto en odio a la fe el 3 de diciembre de 1936. El Buen Pastor dio su vida por sus ovejas. R.I.P.
Unas palabras para nuestro Adviento
Palabras del Siervo de Dios Manuel Irurita Almandoz escritas al final de su Carta pastoral de Adviento sobre los últimos acontecimientos, fechada en Barcelona, 13 de noviembre de 1934.
Mucho podéis hacer en este negocio (el reinado del Corazón de Jesús), vosotros amados diocesanos, y primeramente por medio de la oración fervorosa y continua. Tiempo propicio para ello es el Adviento, durante el cual quiere la Iglesia que nos dispongamos a conmemorar digna y provechosamente la venida histórica del Mesías, nacido en Belén, proponiéndonos como modelos a los Profetas y justos de la Antigua Ley, que por largos siglos suspiraron por el advenimiento del Salvador. A imitación de estos santos varones, debemos en estos tiempos desear a Jesús, suspirar por Jesús, pedir que venga a nuestras almas y que venga también a la sociedad por el establecimiento de su Reinado de amor. El Adviento es el tiempo propio de aquella petición del Padre Nuestro: “adveniat regnum tuum (venga a nosotros tu Reino)”, y el de aquel clamor amoroso, que lanza el Profeta de Patmos, al final de su Apocalipsis: “veni, Domine Iesu (Ven, ¡Oh Señor Jesús!)”.
Y este es el clamor, cabalmente, que lanza la Iglesia en las grandes Antífonas de los siete días que preceden inmediatamente a la noche de la Navidad:
“Oh Sabiduría…, ven a enseñarnos el camino de la prudencia”.
“Oh Adonai y caudillo de la Casa de Israel…, ven a redimirnos con tu brazo extendido”.
“Oh Sol de justicia, ven, ilumina a los que están sentados en las tinieblas y sombras de muerte”.
“Oh Rey de las gentes y deseado de ellas…, ven, salva a los hombres que formaste del barro”.
“Oh Emmanuel…, ven a salvarnos”.
Repetid estas jaculatorias con frecuencia y con fervor; orad con confianza, pedid al Corazón de Jesús por intercesión de María Inmaculada, cuya fiesta no sin designio especial se ha puesto al principio del Adviento, pedidle que salve a España, que la saque del cautiverio de la masonería, que la libre del laicismo.
Y con la oración juntad la penitencia y la acción por los medios lícitos; preparad el camino al Señor, con una confianza sin límites en su Providencia y con una desconfianza total en vuestras propias fuerzas… Es preciso desarrollar una campaña intensa contra el laicismo, especialmente contra el laicismo docente. Hagamos nosotros lo poco que nos corresponde; lo demás lo hará Jesús por María, Y el triunfo total no se hará esperar”.
Escultura del Obispo mártir de Barcelona. Está situada en la antigua calle del Bisbe Irurita, hoy llamada Carrer del Bisbe, antes de entrar en el Palacio Episcopal del Arzobispado de Barcelona.
Publicado en Religión en Libertad
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