9 dic 2012

OPINIÓN. "Sólo de Él esperamos la recompensa por nuestras renuncias"


Fray Tuk. Fray Jöhri no dudó el pasado Sínodo sobre la Nueva Evangelización de hablar sobre temas relacionados con la vida consagrada tan impopulares como la "renuncia", la "ruptura con la familia", el "testimonio abierto" de Cristo, y la "recompensa" en la vida eterna.


Esta es la intervención de padre Mauro Jöhri, Ministro General de la Orden Franciscana de los Frailes Menores Capuchinos. Después, mi comentario en cursiva.

"Las Órdenes mendicantes contribuirán a la nueva evangelización en la medida en que sepan renovarse conforme al carisma de su fundador y en atenta escucha de las complejas situaciones de nuestro tiempo. Se nos pide una fidelidad creativa como la supo vivir profundamente de modo ejemplar – pongo el ejemplo que me está más cerca – San Francisco de Asís.

¿En qué sentido se puede hablar de Francisco como de un “hombre verdaderamente nuevo”? Creo poder afirmar que él fue un hombre verdaderamente nuevo porque supo proponer de nuevo, de un modo fuerte y convincente, a Jesucristo y su Evangelio. No se puso en el puesto de Cristo: de ninguna manera. Francisco descubrió a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, como se descubre el tesoro escondido en el campo. Una vez descubierto el tesoro que es Cristo, Éste motivó y acompañó todas las elecciones de la vida de Francisco.

Y para entrar en plena posesión de este tesoro, para ser profundamente transformado mediante el contacto con la persona de Cristo, Francisco abandonó todo, rompió con la familia, asumió una existencia vagabunda, renunció a toda forma de contestación para iniciar un estilo de vida que entonces era completamente inédito. Puso a Cristo en el centro de su vida y para hacerle realmente puesto lo servía en los leprosos, se retiraba gustosamente a vivir en los eremitorios, iba por las plazas predicando penitencia.

Nosotros, religiosos, estamos llamados a poner a Cristo con decisión en el centro de nuestra vida; y esto lleva consigo tener el valor de testimoniarlo abiertamente. No debemos tener miedo de decir que por Él y sólo por Él hemos elegido abrazar la vida religiosa y vivir en recíproca dependencia en fraternidad. Estamos invitados a afirmar que sólo de Él esperamos la recompensa por nuestras renuncias y que la parte mejor todavía debe venir".

Es duro para el cristiano ser signo de contradicción en medio del siglo, como su Maestro. Sólo en comunión con los hermanos, con fe, amor a Cristo y oración se puede sobrellevar incluso con alegría. Pero la cruz es cruz. Y más para los consagrados que, en cierto sentido, son aún más palpablemente contradicción para la mentalidad mundana. Por eso, existe siempre la tentación de intentar hacer explicable a muchos aquello que es incomprensible para ellos. El camino suele ser rebajar el seguimiento radical de Cristo, y evitar hablar de algunos temas especialmente chocantes para el mundo (y no sólo me refiero a la mentalidad mundana del mundo, sino también a la que está infiltrada en grandes esferas eclesiales). Por eso agradezco al Padre Jöhri que hable a los consagrados...:

...de la centralidad absoluta de Cristo "Dios y hombre verdadero", contra la explicación de la vocación como 'solidaridad', o como adhesión a un Jesús gran hombre pero no Dios.

...de la renuncia total que implica su seguimiento, contra el acolchonamiento.

...del valiente anuncio de Cristo con palabras, contra el reduccionismo de la predicación a solo y exclusivo testimonio ejemplar.

...de la recompensa fundamental en la vida eterna, contra una justificación meramente intramundana de la vocación consagrada.


Publicado en Certeza católica.
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