COMENTARIOS A LAS LECTURAS DOMINICALES
P. Mario Ortega. Hoy, último domingo de Adviento, Mateo nos ofrece lo que podríamos denominar como “pórtico de la Navidad”: una introducción escueta pero solemne a un gran misterio, a la “señal” profética de la virgen encinta que dará a luz al Emmanuel, cargando toda la fuerza de su pluma en la historicidad del hecho: “El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera”. Dios actuó, no “de cualquier manera”, caprichosamente o sin sentido (aunque este sentido muchas veces no lo captemos); tampoco “a nuestra manera”, que seguramente hubiese sido muy distinta; sino que Dios nos abrió la puerta (pórtico) de la salvación “de esta manera”:1. La Madre de Jesús fue María, desposada con José. ¿Podía haber sido de otra manera?, ¿quién puede responder? Dios quiso actuar de esta manera. Estamos llamados a aprender del misterio y entrar así por la puerta de la humildad, según el ejemplo de quienes acogen el plan de Dios, María y José; plan que van comprendiendo según lo siguen, confiando plenamente en Dios.
2. Antes de vivir juntos, ella concibió por obra del Espíritu Santo. ¡Lo que sufrió el justo (santo) José ante este misterio! Precisamente porque es justo y vive de la fe, Dios no le abandona. La puerta del misterio que parece cerrada y sin solución, se abre por la revelación en sueños. Qué dramática, pero qué maravillosa y providente, es esta manera de actuar de Dios.
El misterio de la Navidad, toda nuestra vida cristiana, consiste en aceptar y acoger “la manera de Dios”, el modo infinitamente admirable con que Él dispone las cosas, haciendo converger la acción humana, libre por gracia, y la propia acción divina, libre por esencia.
San Mateo nos presenta el misterio como quien trata de explicar (“fue de esta manera”), aquello ante lo que, en realidad, sólo cabe el silencioso sí de la fe. El Evangelio de hoy nos dispone ya a la celebración solemne e inminente de la Natividad de Jesucristo y nos presenta a María y a José viviendo de la fe, no sin dolor; viviendo de esta manera.
San Pablo, por su parte (2ª lectura), nos describe esta manera propia de Dios, repitiendo por tres veces, en pocos versículos, el mismo adjetivo demostrativo para referirse al plan de Dios al que él se acoge y sirve: “este Evangelio... este don... esta misión...” Éste – y no otro – es el pórtico por el que se accede a la salvación en Cristo.
¿Vamos a vivir nosotros la Navidad a nuestra manera o “de esta manera”? El pórtico de la Navidad será en nuestras vidas esa apertura gozosa a la fe. Sólo desde la fe se podrá acceder al misterio de nuestra Salvación que se hace visible y patente en el Niño que nacerá en Belén.
P. Mario Ortega.
Publicado en La Gaceta de la Iglesia.
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Gracias por ayudarnos a preparar la Navidad, Padre.
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