17 sept 2010

Solidaridad y caridad cristiana 'versus' Estado paternalista


Matías González. En la edición digital de Clarín del miércoles 8 nos esperaba una grata sorpresa: una entrevista al vocero del Episcopado argentino, padre Jorge Oesterheld; la directora del Instituto para la Familia de la UCA, Zelmira Bottini de Rey; y el director de la revista Criterio, José María Poirier. El reportaje analiza el modo en que la Iglesia Católica y las demás confesiones deben exponer sus posiciones en una sociedad plural y democrática, tomando como puntapié inicial el debate surgido en torno a la ley que permite el gaymonio y un eventual similar en torno a la legalización del aborto. Los entrevistados coincidieron en que la Iglesia tiene no sólo el derecho, sino también el deber de hacerse oír, siempre de modo horizontal y sin intento de imposición. Remarcaron también que es necesario ajustar la manera en la que encara la comunicación para llegar no sólo a los fieles sino también a los no creyentes, de un modo más docente, manteniéndose firme y apelando al testimonio vivo. Por último, propusieron adelantarse a la agenda política y revalorizar el papel de los laicos a la hora de hacerse cargo de los debates.

Es destacable el hecho de que Clarín haya publicado en el cuerpo principal de su portal esta nota, que en un principio pertenecía a su suplemento "Valores Religiosos", dando así oportunidad de expresarse a referentes de la Iglesia Católica para dar a conocer su postura de manera clara y también defenderla de los ataques que sufrió en los últimos meses a causa de su promoción de la vida y la ley natural. Sin embargo, no podemos ignorar que llega esta posibilidad algo tardíamente, ya que no se le fue dada en momentos en que aún se debatía la ley del gaymonio. Y, por otro lado, aunque el autor se limita a transcribir las palabras de los entrevistados literalmente, no puede dejar de percibirse la sensación de que las preguntas buscan permanentemente más la autocrítica, la cual, de todos modos, siempre es necesaria y buena.

La Nación también realiza una tarea aceptable esta semana, con una columna dedicada a elogiar la tarea de los sacerdotes de Capital Federal que el pasado fin de semana realizaron una misión desde una carpa ubicada al pie del Obelisco. Allí, predicaron, impartieron bendiciones, regalaron estampitas y anotaron intenciones para llevar en la próxima peregrinación a Luján. Constantemente, los enemigos de la Iglesia la acusan de ser lejana al pueblo, visión inverosímil que es fácilmente desmentida al prestar atención a este tipo de eventos. No sólo apreciamos la búsqueda de los sacerdotes como pastores del rebaño que se les confió, sino también la respuesta entusiasmada y llena de fe de los fieles. El problema, en realidad, casi siempre es la falta de difusión que tienen estas actividades en los grandes medios, pudiendo hoy encontrar una excepción a esta regla.

Tanto La Nación como Perfil cubrieron el acto realizado el pasado miércoles por el piquetero K Luis D'Elía, en apoyo a la presidenta y su marido y al titular de la CTA candidateado para un nuevo ciclo al frente de esta central, Hugo Yasky. D'Elía basó su discurso en los "enemigos" de los Kirchner, para él las "corporaciones" Iglesia, Fuerzas Armadas, Clarín y la Sociedad Rural; a los cuales acusó de de atentar contra la democracia y el pueblo. Pidió que "la conciencia moral la fije el pueblo y no la Iglesia", a la cual también acusó de "ahogar los grandes debates del país" y le propuso "discutir sobre educación sexual y preservativos". El líder piquetero en ningún momento hizo alusión a los problemas que atraviesa el país como la inseguridad o el desempleo, sino que elogió al gobierno "por sus convicciones firmes e ideas altas". Cabe destacar que la "peregrinación" al Congreso (como definió a su convocatoria) partió desde el santuario de San Cayetano en Liniers.

Nos encontramos frente a las palabras de un farsante que utiliza la ya conocida retórica de propaganda populista con giros totalitarios. El cual se encuentra al frente de una de las "corporaciones" que más fuerza ha tomado en los últimos tiempos: la de los piqueteros, quienes en nombre del pueblo se dedican a recibir fondos del Estado para cumplir con el único fin de alcanzar notoriedad política y utilizan como medio el impedir que el ciudadano corriente pueda transitar libremente por el país. Acusa a la Iglesia (junto a otros) de atentar contra la democracia y el pueblo, y ahogar los debates del país, cuando no hace falta más que leer las anteriores ediciones de esta sección para desmentirlo. Por otra parte, nadie que diga defender la democracia puede apoyar un modelo en el cual una misma persona o, en este caso, un matrimonio, se perpetúan en el poder, y cuya ideología no admite contradicción.

Pide que la Iglesia no fije la moral, sin atender a que el pueblo se adhiere libremente a esa moral porque la considera buena y justa, no por obligación. Pero critican la moral cristiana porque a ellos no les conviene, pues esta le permite al pueblo cuestionar sus actuaciones a la hora de ejercer el poder. Lo que a D'Elía y a los Kirchner les conviene es fijar la moral ellos mismos, o que el pueblo sea amoral. Por último, no se entiende cómo una marcha para atacar a la Iglesia puede salir desde el templo de uno de los santos más queridos por los fieles del país.

Los tres medios se hicieron eco de la Colecta Más por Menos. Perfil se destaca por una reseña del origen de esta "iniciativa de amor solidario". La Nación por los datos brindados sobre cómo colaborar. Y Clarín, por resaltar el aumento en la recaudación de este año.

Contrasta con Página/12, que no brinda información alguna sobre este evento tan destacado, pero que prefiere defender la injusta decisión del gobierno de haberle quitado la Asignación Universal por Hijo a 300.000 chicos. Además, vuelve a atacar a la Iglesia mediante su vocabulario soez, ya que entiende que esta se opuso a tal medida porque "regentea" la mayoría de los colegios privados.

Así, nos encontramos una vez más frente a un aparato de propaganda pro-gubernamental, el cual se da cuenta de que no hace bien las cosas, pero en lugar de corregirse, prefiere atacar a quienes tienen un mayor compromiso y reciben una mejor respuesta del pueblo.

Matías González.
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