P. Roberto Visier. Este es precisamente el sentido del “sacrificio cristiano”, el misterio central del cristianismo, el mensaje de la “CRUZ” que sigue siendo para unos, escándalo, y para otros, necedad o locura. Jesucristo aceptó y ofreció voluntariamente un dolor espiritual y físico terrible ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué los cristianos debemos imitarlo en esto? Nos detendremos hoy a explicar las falsas razones y los siguientes post empezaremos a explicar las verdaderas razones por las que un cristiano se sacrifica.
En primer lugar, el cristiano no se sacrifica porque le agrada sufrir, porque encuentra algún tipo de satisfacción física o espiritual. No es masoquismo. Una persona equilibrada no encuentra placer en el sufrimiento.
Otra falsa razón para hacer sacrifico sería: “Dios quiere que suframos, por tanto tenemos que hacerlo. A Dios le gusta que suframos y nosotros tenemos que satisfacer este gusto de Dios”. Sería una visión nefasta de Dios, creer que Él es como un Cesar que contempla la lucha de gladiadores con placer, entre los alaridos de dolor y el grito furibundo de la multitud sedienta de sangre.
Dios conoce, como nos enseña la Biblia, los beneficios del sacrificio voluntario, de la aceptación y del ofrecimiento del dolor. Dios mira el fruto del sacrificio y la disposición de la persona que lo ofrece. No quiere el sacrificio en sí mismo sino los frutos espirituales que explicaremos más adelante.
Por último, el cristiano no se sacrifica para demostrarse a sí mismo o a los demás que es más fuerte. Cuando es esto lo que nos mueve, el sacrificio es estéril a los ojos de Dios, porque su motivo es la soberbia y su fruto la vanagloria, que es prima hermana de la primera.
P. Roberto Visier.
Publicado en Religión en Libertad
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