29 nov 2012

OPINIÓN. Confesión: el sacramento que "evangeliza al evangelizador"


Fray Tuk. "El primer sacramento de la Nueva Evangelización es el sacramento de la penitencia". Esta frase puede resumir la ponencia del cardenal Dolan, en la que constata "tristemente" que una mala interpretación del Vaticano II ocasionó "en muchos lugares la desaparición de dicho sacramento".


Incluido por la revista Time entre las 100 personas más influyentes del mundo en 2012, el arzobispo de Nueva York, Timoty Dolan, se caracteriza por su frontal oposición a la interpretación progresista del Vaticano II (noticias 1 2) y por su mediática denuncia a las políticas de Obama contrarias a la vida humana, al matrimonio y a la libertad religiosa (noticias 3 4). Decidió dedicar su intervención en la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos al sacramento de la confesión, que posibilita que el evangelizador antes de ser "canal" sea "embalse". Reproduzco íntegramente su ponencia. Los subrayados y el párrafo final en cursiva son míos:

"El gran predicador americano, el Venerable Arzobispo Fulton J. Sheen, comentó: 'La primera palabra de Jesús en el Evangelio fue ‘ven'; la última palabra de Jesús fue ‘id’. La Nueva Evangelización nos recuerda que los verdaderos agentes de la evangelización deben ser evangelizados primero. San Bernardo dijo: “Si quieres ser un canal, antes debes ser un embalse”.

Por eso yo creo que el primer sacramento de la Nueva Evangelización es el sacramento de la penitencia, y agradezco al Papa Benedicto que nos lo haya recordado. Sí, los sacramentos de iniciación – Bautismo, Confirmación, Eucaristía – encomiendan, retan y equipan a los agentes de la evangelización. Pero los sacramentos de reconciliación evangelizan a los evangelizadores, pues sacramentalmente nos acercan a Jesús, quien nos llama a una conversión del corazón y nos inspira a responder a Su invitación de arrepentimiento.

El Concilio Vaticano II hizo un llamamiento a la renovación del sacramento de la penitencia; en cambio lo que tristemente conseguimos, en muchos lugares, fue la desaparición de dicho sacramento. Nos hemos ocupado mucho en reformar estructuras, sistemas, instituciones y a la gente más que a nosotros mismos. Sí, esto es bueno. Pero la respuesta a la pregunta: ¿Qué es lo que va mal en el mundo? no es la política, la economía, el secularismo, la contaminación, el calentamiento global… no. Como escribió Chesterton: La respuesta a la pregunta ‘¿Qué es lo que va mal en el mundo?' son dos palabras: 'Soy yo’.

¡Soy yo! Admitir esto lleva a la conversión de nuestro corazón y al arrepentimiento, el centro de la invitación del Evangelio. Esto sucede en el sacramento de la penitencia. Este es el sacramento de la Nueva Evangelización".

Con demasiada frecuencia hemos podido comprobar cómo se institucionalizaba en parroquias enteras, y me atrevo a decir que también en diócesis e incluso en países, un falso catolicismo sin pecado, sin cruz, sin ascetismo, sin martirio, sin infierno y, por tanto, sin confesión. Curiosamente la pretensión de conseguir de este modo un cristianismo que atrajera más a la gente, lo que ha hecho es ahuyentarla. Son las parroquias con sacerdotes que cuidan abnegadamente los horarios en que se ofrece a los fieles el sacramento de la penitencia las más concurridas. Y son los apóstoles que cuidan devotamente su propia confesión frecuente los más eficaces, mientras que a los de "me confieso con Dios" no los sigue sino la esterilidad pastoral.

Publicado en Certeza católica.
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