En el programa de VenL emitido el miércoles 3 de octubre de 2012, entrevistamos a Carlos Echevarría Jesús, profesor de Relaciones Internacionales de la UNED, con ocasión de la petición de líderes cristianos de Siria a la UNESCO para la protección del patrimonio mundial y de los tesoros culturales del país.
ENTREVISTA
¿En qué situación se encuentra a día de hoy el conflicto de Siria?
El conflicto sirio se encuentra en un proceso imparable de agravamiento, que era previsible que continuara así. Se está convirtiendo efectivamente en un conflicto que en buena medida está aproximándose a lo que es una guerra civil de manual, aunque para que podamos hablar de guerra civil, entre otras cosas, tendría que haberse producido ya una fractura del régimen lo suficientemente importante para entrar en ese tipo de conflicto pero, en cualquier caso, en términos humanitarios y en términos de inseguridad regional, es un conflicto con consecuencias potenciales y reales para todo el entorno.
¿Cuál es la situación de los cristianos en Siria?
Para definirla hay que referirse a dos realidades que se superponen. Por un lado, la importante presencia cristiana en la sociedad siria, antiquísima además, de gran raigambre, es presentada por algunos sectores de la oposición como uno de los aliados del régimen, es decir, que… esos cristianos serían un pilar más de los que sostienen el régimen de Bashar Al-Assad, percepción que no hace sino poner aun más en peligro esa realidad cristiana de Siria. Por otro lado, volviendo de nuevo a esos distintos grupos que coinciden en luchar contra el régimen de Bashar Al-Assad, hay una presencia cada vez más importante de islamistas radicales, de yihadistas, que, en este caso, son por su propia naturaleza enemigos de los cristianos, de los infieles para ellos, percepción que agrava la anterior. Eso hace que en términos regionales nos podamos encontrar con un escenario en el que esa presencia islamista – no musulmana, no me refiero a la religión sino al islamismo, a la perversión ideológica de la religión islámica, también emergente en Egipto, en Irak – indudablemente crea una situación muy complicada, muy peligrosa incluso para los cristianos. Ese islamismo está en emergencia en todo el mundo arabo-musulmán, en concreto en los escenarios de revueltas árabes. Eso hace que, en términos de presente y de futuro, esa realidad del cristianismo en el mundo arabo-musulmán va a pasar por páginas indudablemente de peligro y dramáticas en algunos escenarios concretos.
¿Cómo ha evolucionado la llamada “primavera árabe” en los últimos meses en el norte de África? Parece que el asesinato del embajador de Estados Unidos en Libia no ofrece pronósticos demasiado favorables.
En términos generales, la situación no podemos afirmar que vaya mejor, sobre todo en contraste con esas opiniones, universalmente extendidas en los primeros momentos del estallido de las revueltas, de muchos analistas que pensaban que irremisiblemente se iba a caminar hacia un escenario de mayor libertad, incluso de democracia. Luego hay que ir, por supuesto, a la casuística, hay que ir caso por caso para ver cuál es la evolución y cuáles son las circunstancias de cada escenario. Pero, haciendo una aproximación tangencial, para dar una visión más regional y a vuelo de pájaro, hay indudablemente un deterioro de la seguridad, y un ascenso de distintos actores islamistas, algunos calificados, sobre todo desde fuera, de moderados, y que en algunos casos se han hecho incluso con el poder, como en el caso de Túnez y de Egipto, y que son componentes de una ideología política que se basa en una visión que ellos tienen del islam, que asimila la religión con la ideología, con lo que ello entraña de peligro para actores terceros en la política de estos paises. El caso de Libia, junto con Siria, son los escenarios más dramáticos de este proceso general de revueltas árabes. En Libia se han vivido en muy poco tiempo unas revueltas que sí han degenerado en una guerra civil, en una intervención militar exterior, y que suelo calificar como un cierre en falso de todo ese proceso de conflicto. Es decir, que la guerra civil no termina – aunque formalmente se ha terminado con vencedores y vencidos claros, y con una página nueva de paz, de reconciliación y de reestructuración del país –, sino que Libia, a pesar de las elecciones que se han celebrado el 7 de julio, y de un aparente proceso de normalización, vive aún en una situación que podemos calificar en buena medida de caótica, con consecuencias muy negativas tanto de fronteras adentro, para la población libia, como de fronteras afuera en la medida en que está generando desestabilización en lugares como la franja del Sahel.
¿Existe realmente un mundo musulmán moderado, respetuoso de la libertad religiosa, que tenga algún tipo de influencia sobre los islamistas radicales?
Por supuesto que ese mundo existe, y además lo ideal sería no sólo identificarlo, sino darle el apoyo en términos ecuménicos. El problema es que nos estamos moviendo en un escenario en el que, aparte de esa fuerza y de ese vigor que tienen los actores islamistas más o menos radicalizados, hay también una dificultad añadida en lo que respecta a la aproximación de países terceros, léase los países occidentales, a esta región del mundo, y me estoy refiriendo a la percepción de la injerencia y de lo que puede ser una penetración de actores a los que se relaciona con una interpretación de la historia y de páginas ya pasadas, que se hace en términos muy sesgados.
¿En qué medida puede influir el viaje de Benedicto XVI al Líbano para alentar la vivencia moderada del islam?
La visita de su Santidad el Papa al Líbano ha sido muy positiva no sólo para el mundo cristiano libanés y para todo el mundo cristiano de Oriente Medio, sino también para revitalizar a esos elementos de otras religiones y de otras creencias que creen firmemente en la convivencia. Lo que está claro es que vivimos en un momento crítico en el que, para aquellos que creen en la convivencia de religiones y de culturas, hay que buscar una forma inteligente y activa de apoyarles, porque de lo contrario esa fuerza y ese vigor de los actores islamistas – hay un laboratorio perfecto para seguir esto que estamos mencionando que es Túnez – pueden hacerse con el control de la política, con el control del espacio público y con la marginación progresiva de todo aquello que no es su visión particular de la religión islámica.
¿La petición de líderes cristianos de Siria a la UNESCO para la protección del patrimonio mundial y de los tesoros culturales del país es un poco ingenua en esta situación de conflicto bélico, o puede tener algún fruto?
No lo es en absoluto porque, volviendo a mi respuesta anterior, debe haber un compromiso de la comunidad internacional con todo, empezando por las creencias y las comunidades que creen en otras religiones, frente a lo que pueda parecer un avance imparable de una visión particular del islam, que además no sólo afecta al mundo cristiano. Una de las grandes llamadas de atención e incluso de auxilio a la UNESCO procede de gentes del islam en lugares como Túnez, como Libia, como Egipto, o como los países del Sahel, donde las tumbas de los santones están siendo violentadas por estos islamistas radicales que consideran que eso que es islam muy antiguo es pura idolatría. Frente a todos los ciudadanos de bien que creen que se puede vivir en paz y en libertad en el mundo, una ideología que se está reforzando en este escenario de caos, que se va extendiendo a Libia, a Siria, a otros escenarios y que hay que frenar, en el ámbito de las ideas, en el ámbito de la fe, del activismo político. Y esto, como todos los grandes procesos históricos, va a llevar su tiempo, y hay que tener paciencia y sobre todo mucha voluntad.
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